Ensayo

Cuando sea Rey

Valentí Puig

31 enero, 1999 01:00

Planeta. Barcelona, 1998. 195 páginas, 2.200 pesetas

Pese a su visión pesimista, a veces tan unida a la edad y el conservadurismo, Valentí Puig muestra una gran esperanza en el futuro de una España situada dentro de la Unión Europea y de la Alian-za Atlántica e inmune al independentismo irracional

S i se despliegan los libros escritos por Valentí Puig sobre la mesa se percibe un talento permanente para el tránsito entre géneros literarios, ocupaciones y culturas. Nacido en Palma de Mallorca hace cincuenta años, en apenas dos décadas ha publicado una obra considerable y variada, en la que es posible encontrar poesía, L’estiu madur; relatos, Dones que fumen; novelas; dietarios, Bosc endins e incluso crónicas desde el Reino Unido. Con su penúltima obra, L´home de l’abric, traducida por él mismo al castellano y editada por Destino, ganó el premio Josep Pla 1998. En dicho texto reivindica la prosa y la calidad moral del maestro ampurdanés. Quizá el haber nacido en una isla en la que pasó su juventud le haya dado una lejanía, una distancia mental en su relación con las cosas que le permita permanecer equidistante de la realidad y de sus formas de expresión.
De Cuando sea rey. Consejos a un futuro monarca lo primero que llama la atención es la intención de dirigirse al príncipe Felipe a fin de hablarle del mundo que le espera cuando sea coronado rey. Los textos destinados al consejo o advertencia de príncipes o monarcas son abundantes a lo largo de la historia. Ahora mismo, por poner un ejemplo, en los escaparates de las librerías está el libro de Bruno Aguilera Barchet, Carta abierta al Príncipe de Asturias. Puig ha buscado un referente sugestivo, qué duda cabe, pero ¿querrá, de verdad, convertirse en consejero aúlico? Y, sobre todo, ¿necesita el Príncipe de Asturias consejos no solicitados? Entre psicólogos y psiquiatras se sabe que una de las manías más repetidas de los psicóticos es enviar cartas a grandes celebridades como el Papa, Clinton o la Reina de Inglaterra. Pretenden entrar en interlocución con los personajes que pueblan su trastorno para prevenirles de todo tipo de conjuras, acechanzas o peligros. Por otro lado, las monarquías acarrean un sinfín de escrutadores o auspices que periódicamente, mejor al hilo de ciertos acontecimientos, saben sacar tajada en periódicos, revistas o libros.
Valentí Puig ha estructurado en veinte apartados el conjunto de unas reflexiones concebidas "para cuando su Alteza sea rey", las cuales comienzan por establecer, al hilo de Auden, el relieve moral de quien ha de gobernar. Dicho relieve se fundamenta en la justicia y en conseguir lealtad construida a base de legitimidad. A continuación advierte al futuro monarca de una enfermedad de lo colectivo que en Gran Bretaña ha estado a punto de hundir la corona: el sentimentalismo de las clases medias y bajas. Más adelante, alerta al heredero real sobre la naturaleza humana cuya pasión por el poder, la riqueza o el sexo permanecen intactas desde los orígenes del ser humano. Este pesimismo antropológico que lleva a Valentí Puig a denominar al siglo XX "el siglo de los horrores", no es de ahora, retoma páginas de El hombre del abrigo en las que afirma que éste "es el siglo de la megamuerte".
Quizá convendría recordar a Norbert Elias para apuntar, siguiéndole, que el monto de la violencia humana tiende a disminuir con el proceso de civilización, otra cosa es la capacidad -ahora nuclear- de matar o destruir. Llevado de su pesimismo Puig recomienda al futuro rey desconfianza. No se puede confiar en cortesanos, aduladores o políticos. Incluso existen ciencias sospechosas como es la economía: "Escuche el monarca a los economistas y no haga caso de ninguno".
Asímismo recomienda que se preste cuidadosa atención al papel del odio en la vida social pero más aún en el desarrollo de los avatares políticos. Pese a esta visión pesimista de los españoles, a veces tan unida a la edad y el conservadurismo, Valentí Puig muestra una gran esperanza en el futuro de una España situada dentro de la Unión Europea y de la Alianza Atlántica e inmune al independentismo irracional de vascos y catalanes. De distintas maneras estas páginas están llenas de brillo estilístico. Aquí y allá el lector tropieza satisfecho con hallazgos e interpretaciones históricas que revelan un enorme cúmulo de lecturas bien digeridas y transmitidas. Todo ello con el aliño de un anecdotario preciso al servicio de una prosa ágil.