'La dictadura de la minoría': el camino a la perdición de EE. UU. y las inevitables analogías con España
Los profesores de Harvard Steven Levitsky y Daniel Ziblatt firman un ensayo sobre cómo los partidos políticos se vuelven contra la democracia.
29 junio, 2024 01:49La Isla Amelia, en la costa este de Florida, acumula una leyenda mágica. Fortín de España en nuestra era dorada, sobre sus arenas ondearon banderas de pertenencia a ocho países. Donde ayer hollaron corsarios, hoy ricos americanos asaltan sus 99 hoyos con palos de golf.
El último suceso extraño en Amelia sirve a los profesores de Harvard Steven Levitsky y Daniel Ziblatt para hilvanar su nuevo libro, La dictadura de la minoría. En enero de 2021, en un país como EE.UU. donde si pierdes, la pagas, Donald Trump fue recibido en Amelia como héroe tras su deshonrosa derrota dos meses antes. “Parecía que los dirigentes republicanos vivieran en un universo paralelo”, sentenció el Times.
La dictadura de la minoría explica el fenómeno de una democracia en el camino de la perdición si EE.UU. no acomete una profunda reforma de su Constitución del siglo XVIII.
Sólo así, remarca el libro, se acabaría con el engañoso dominio de una minoría representada por los americanos blancos y cristianos, febriles por la teoría del gran reemplazo, frente a la realidad mayoritaria de un país multirracial. Steven y Daniel ya advirtieron en Cómo mueren las democracias (2018), que “la mayoría de las quiebras democráticas no las provocan generales sino gobiernos electos”.
Esta nueva entrega debe ser leída en clave bifocal. El libro es un oxímoron: con profundidad liviana repasa la historia política y constitucional americana y recala en otros países, con referencias directas a España o por pura analogía. ¿Pero qué es la democracia para ellos? “Un sistema en el que los partidos pierden elecciones”. Básico. Duele, pero es inevitable y saludable.
Más abstrusa es la explicación del sistema constitucional y electoral de EE.UU., germen de la senda “no democrática” que se atisba en el país. Dicen bien: la democracia la socavan políticos que “dan alas al extremismo democrático”, con “tácticas constitucionales duras conformes a la ley, pero que de forma deliberaba minan su espíritu”.
Es la deriva hacia la autocracia. En Europa citan al húngaro Viktor Orbán, “el populista ambicioso” que una vez dijo que “en política todo es posible”. (Cuesta no pensar en España). En La dictadura de la minoría el protagonismo se lo llevan Trump, la avejentada Constitución americana y el control de las minorías sobre mayorías debido al desfase de aquella. No explican por qué la pandemia populista se extiende por el mundo pese a sus tersas constituciones.
Levitsky y Ziblatt sólo ven una solución para recuperar la democracia en EEUU: facilitar el voto, cambiar el Colegio Electoral por el sufragio directo en la elección del presidente, eliminar el Tribunal Supremo vitalicio, finiquitar el first- past-the-post (todo para el primero), no favorecer a estados pequeños, rurales y más conservadores, con una adjudicación desproporcionada de escaños…
España surge como ejemplo de colapso democrático debido a una polarización política extrema. En 1934, “los socialistas y comunistas –por temor al fascismo– iniciaron una insurrección armada para impedir que los conservadores (la CEDA de entonces) entraran en el Gobierno”–. En 1936, “cuando los oficiales del ejército –por temor al comunismo– conspiraron para acabar con la República”.
¿Cómo detectar si un país cayó en las garras de un populismo de izquierdas o de derechas? Estas serían las señales: 1) Cuando un partido (en el Gobierno) abusa de vacíos legales; 2) Por el uso indebido de la ley y al otorgar perdones indultando a amigos; 3) Cuando la legislación se emplea como arma y 4) ¡El lawfare!
Lawfare en Harvard no equivale al significado atribuido en España por partidos de izquierda y socios independentistas. Lawfare “es el uso interesado de ciertas leyes o una interpretación jurídica sui generis contra personas o intereses”; también, “diseñar nuevas leyes que se redactan pensando en la oposición”. Indudablemente, leer La dictadura de la minoría te transporta a otro universo paralelo, como en la Isla Amelia.