Ensayo

Informe sobre la televisión en España

Lorenzo Díaz

21 marzo, 1999 01:00

Ediciones B. Barcelona, 1999. 277 páginas, 2.100 pesetas

E n los dos últimos años se han publicado críticas muy severas a la televisión. Dos de ellas han tenido especial difusión porque han sido escritas por dos de los pensadores europeos más relevantes. En primer lugar, la de Pierre Bourdieu, una reflexión despiadada en torno a la televisión como estructura; en segundo, la de G. Sartori, centrada sobre todo en la consideración del daño que causa en la vida cognitiva del ciudadano y en la moralidad del Estado. En este ambiente de censura intelectual a la televisión aparece este libro de Lorenzo Díaz, el cual arranca desde un dato que estremece a cualquiera que pague impuestos: la deuda de las televisiones públicas prevista por Fernando López Amor, penúltimo director general de RTVE, para 1998, se movía en torno a los 700.000 millones de pesetas. Este endeudamiento es independiente de las subvenciones que reciben los distintos canales. A partir de estas consideraciones de carácter económico, el estudio de Díaz no deja títere con cabeza. Comienza retomando el hilo apoyado en su libro de 1995, La televisión en España, para trazar un paralelismo entre la televisión de los primeros años de la transición política española -"una televisión que parecía la BBC"- y la que se está haciendo en estos últimos años, auténtica basura en su opinión. Aferrado a la creencia en una televisión mejor, enterrada por voluntad política en el pasado, entra a desmenuzar los programas televisivos, a criticar a sus protagonistas y a reflexionar en torno a la producción de la programación. No se salva casi nadie. Junto a la crítica a la calidad de los programas que vemos los españoles, llama la atención del lector la referencia al elevado coste de todo lo que se hace en las televisiones públicas; las cifras que se airean no pueden parecer sino desmesuradas para cualquier ciudadano.
En un momento en el que, como ha dicho entre otros Touraine, la televisión se ha convertido en un instrumento básico para la vida política y social, al que se le dedica una atención promedio que gira en torno a las tres horas y media, en un momento, insistimos, en el que la televisión es terapia y droga todo lo que sea análisis no puede ser sino bienvenido. Ahora bien, lo que se echa de menos es un estudio más pausado, con menos puntos ciegos. Les sucede a Bourdieu, a Sartoni y a Díaz: demasiada pasión en el argumento y poca bibliografía en la mesa de trabajo. El lector español, sobre todo porque se ha publicado muy poco sobre su televisión, agradecería la consideración de libros, por poner dos ejemplos, como los de Fausto Fernández, Telebasura española, o Ricardo Vaca Berdayes, Quién manda en el mando. No se resuelve todo citando a Haro.