Ensayo

Escritos sobre la cocaína

Sigmund Freud

14 noviembre, 1999 01:00

Edición de R. Byck. Notas de A. Freud.Traducción de Enrique Hegewicz. Anagrama. Barcelona, 1999. 410 páginas, 3.500 pesetas

El padre del psicoanálisis nació en Freiberg, (Austria-Hungría), en una familia judía en 1856, aunque a los cuatro años se trasladó a Viena. Ahí vivió hasta que en 1937, huyendo de la persecución nazi, se refugió en Londres, donde murió de un cáncer de mandíbula dos años después. Entre sus obras destacan Estudios sobre la histeria (1895), La interpretación de los sueños (1900), La psicopatología de la vida cotidiana (1904), Tres ensayos sobre la vida sexual (1905), El chiste y su relación con el inconsciente (1905), Totem y tabú (1912-1913) e Inhibición, síntoma y angustia (1936)

En 1533 Francisco Pizarro deja con su pequeño ejército la bahía de San Miguel para conquistar Perú. Camino de los Andes la tropa sufre la dureza de la marcha y algunos caen extenuados. Los más observadores descubren pronto que los indígenas mascan hojas de una planta que les permite soportar la agotadoras jornadas. Se trata de un arbusto -Erythroxylum coca-que crece silvestre en los Andes amazónicos de Perú y Bolivia y que se cultiva sin dificultad.

La hoja se mastica mezclada con jugo de lima y unas cenizas vegetales que se guardan en pequeñas calabazas. Con la mezcla se hace una bola que se conserva entre las muelas y un carrillo produciendo un abultamiento, bien visible en las deidades conservadas de la época. La acción de la saliva separa el alcaloide -la cocaína- y las fibras leñosas, el tanino y la materia resinosa-substancias que interfieren el principio activo de la droga- y estas últimas se escupen.

A mediados del siglo XVI un indígena comedor de coca podía consumir entre veinticinco y cincuenta gramos de hojas de coca al día. Ante tal consumo el segundo Consejo de Lima intentó restringir la Ingesta de coca por parte de peruanos, bolivianos y chilenos. El gobierno español, apoyado por la jerarquía religiosa, trató de atajar el consumo con leyes y prohibiciones, que fueron severas entre 1560 y 1569, pero que no consiguieron disminuir su uso.

Al hilo de este volumen articulado por Robert Byck en veinticinco capítulos de los cuales casi la mitad son obra del propio Slgmund Freud y el resto son reflexiones en torno a la historia de la cocaína y a la relación intelectual y de consumidor que tuvo Freud con la sustancia blanca, el lector contempla el proceso a través del cual las amazónicas hojas de coca se expanden desde la cordillera andina al resto del mundo.

Europa tenía noticias de sus efectos ya en el mismo siglo XVI cuando el español Nicolás Menardes describió sus virtudes y peligros. Sin embargo, hasta la segunda mitad del siglo XIX no se conoció de forma masiva su existencia. Los grandes viajeros y descubridores, de vuelta de las selvas amazónicas, comenzaron a difundir las propiedades de una planta a la que atribuyeron poderes excepcionales.

La expedición de la fragata Novara circunvala el mundo en 1858 y a su regreso trae hojas de coca a Europa. El médico italiano Paolo Mantegazza, a su vuelta de Perú en 1859, proclamó haber descubierto un medicamento tomado con precaución podía ser un excelente producto curativo. Ese mismo año el bioquímico vienés Niemann aísla un alcaloide de las hojas de coca al que llama cocaína. Desde ese momento tanto en Estados Unidos como en Europa se comienza a experimentar con un producto que parece tener más ventajas que inconvenientes. Hasta 1903 la cocaína es un ingrediente de la Coca-Cola.

Como señala David Musto en su contribución a este volumen, a Freud comenzó a interesarle la cocaína a partir de los artículos publicados en la "Detroit Therapeutic Gazette", en los que se afirmaba que podía ser utilizada en la curación de los adictos a la morfina. Por otro lado Freud había leído y comentado con sus colegas el trabajo de Theodor Aschenbrandt en el que presentaba sus experimentos con soldados a los que tras hacerles ingerir disoluciones de cocaína aumentaban su resistencia al esfuerzo y su capacidad de combate. En 1884, Freud publica "Über Coca" y su amigo Carl Koller ensaya la cocaína en el ojo de las ranas y en el ojo humano, descubriendo así la anestesia local. A lo largo de todo ese año Freud experimenta en sí mismo con la cocaína, y su artículo traducido al inglés se publica en Estados Unidos.

Sigue utilizándose la cocaína como anestésico, y el padre de Freud es operado bajo sus efectos. No obstante, un año más tarde Louis Lewin ataca las opiniones de Freud y pone de manifiesto los daños que causa la cocaína. En 1885 Freud da un paso atrás y se desdice en parte, aunque él continúa administrándose cocaína. Con el comienzo del siglo XIX Freud sienta las bases del psicoanálisis con la publicación de La interpretación de los sueños, y su gran descubrimiento deja en el olvido su interés por la cocaína. Al renacer el consumo de la substancia blanca en los años setenta los artículos de Freud son redescubiertos, y Robert Byck publica la primera edición de esta obra, un clásico esencial que ilumina con fuerza al fundador del psicoanálisis y a la cocaína.