Image: Gracias vieja

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Ensayo

Gracias vieja

Alfredo di Stefano

28 junio, 2000 02:00

Para muchos especialistas, la Historia posee unos contornos estrictos, por lo que reaccionan con una especie de horror sagrado ante la posibilidad de que en ese mismo recinto se den cita deportistas o actores. El resultado de esa división entre Gran Historia y pequeña historia constituye una grave distorsión de lo que ha significado el siglo XX. Para millones de personas, la Monroe, los Beatles o Pelé siempre tendrán un significado personal mayor que Hitler o Mao. Precisamente uno de esos personajes fue un niño nacido el 4 de julio de 1926 en el barrio bonaerense de la Boca. Pertenecía a una familia de inmigrantes italianos que se había ido abriendo camino a fuerza de trabajar. No le gustaban las aulas a aquel niño cuyos rubios cabellos le valieron el mote de Stopita. Cuando su padre le ofreció la alternativa de trabajar en el campo o seguir estudiando, colgó los libros, aunque la agricultura tampoco iba a ser su camino.

Casi puede afirmarse que el fútbol le señaló desde el principio. Si su padre había jugado en el River como delantero, él pasaba las tardes departiendo con su abuelo y jugando al fútbol. Fue una infancia en la que se mezclaron las latas de Ybarra llenas de higos con la pasión por los partidos radiados por Lalo Pelliciari. Seguramente fue también la época en que Alfredito se dijo a sí mismo por primera vez aquello de "es una cosa muy seria el fútbol". Aquel período de su vida concluyó en 1944, cuando el jovencísimo aficionado entró en la cuarta división de River Plate. A partir de ese momento, su carrera futbolística sería una sucesión ininterrumpida de éxitos. De Argentina pasaría a Colombia si bien no permaneció Di Stefano en ese país, por su temor a los aviones. Obligado a regresar a Buenos Aires, allí se encontraría con las primeras ofertas para venir a España.

Tras una puja entre el Real Madrid y el Barcelona que se saldó con la victoria del primero, Di Stefano entró definitivamente no sólo en el imaginario de millones de españoles sino en la gran historia del fútbol. En 1953, se estrenaba contra el Santander. Durante la década siguiente -auténtica década prodigiosa- el Madrid ganaría la Liga ocho veces y, sobre todo, obtendría el campeonato de Europa cinco veces consecutivas. No fue sólo el triunfo de la "saeta rubia" sino también el de jugadores como Gento o Puskas, pero aquellos años forjaron la leyenda del Real Madrid y le convirtieron en el equipo con un curriculum más impresionante de la Historia del fútbol. El abandono de aquellos colores no significó la retirada del fútbol sino su continuación de formas diversas.

Con todo, los años de leyenda sí pudieron darse por terminados. Gracias, vieja sigue relatando la vida del jugador hasta el día de hoy. A pesar de que es obvia la labor de Enrique Ortego, redactor jefe de deportes de "Abc", y de Alfredo Relaño, director de "As", en su redacción definitiva, han conseguido que su mano apenas se note en la sucesión de un relato fluido y entretenido en el que parece escucharse desde la primera línea la voz personalísima y empapada de acento porteño de Di Stefano. Para los aficionados al fútbol su lectura será una delicia y para los que no comparten esa afición -como el autor de estas líneas- constituirá un relato sugestivo donde se demuestra que para convertirse en un mito deportivo no es necesario llamarse Rocky ni haber nacido en EE. UU.