Image: Aprender a pensar con libertad

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Ensayo

Aprender a pensar con libertad

José Antonio Jáuregui

8 noviembre, 2000 01:00

Ediciones Martínez Roca. Barcelona, 2000. 302 páginas, 2.200 pesetas

Dos grandes temas recorren este libro. El primero, una hermenéutica de la verdad; el segundo, la reflexión autobiográfica de un navarro leído y viajado a punto de cumplir 60 años. Verdad es para Jáuregui un proceso de aprendizaje mediante el cual se llega a entender y comprender.

Desde la tercera página de Aprender a pensar...queda claro que lo primero que debe hacer quien desee acceder al conocimiento es no creer a pies juntillas lo escrito o dicho por "los grandes gurús de la academia". Hay que desconfiar puesto que, de otro modo, se podría confundir la "creencia con la ciencia". Jáuregui sí tuvo, no obstante, la fortuna de encontrar a alguien en quien confiar cuando en el trimestre de otoño de 1968 llegó a Oxford: sir Edward Evan Evans-Pritchard, antropólogo social de fama mundial. En el Institute of Social Antropology fue tutor de Jáuregui y le proporcionó las bases teóricas desde las que Jáuregui publicó en 1977 Las reglas del Juego: Las Tribus. Dicho libro dio origen a una serie televisiva de gran audiencia titulada "Las reglas del Juego" y a su concepción del "homo Tribalis".

Armado de pluma estilográfica, el lector de estas páginas debe aprender a identificar errores, fraudes y falacias que acechan a las sociedades occidentales. El primer error es el eurocentrismo y, el último, confundir lo que es adjetivo en las cosas o las ideas con lo que es realmente sustantivo. Docena y media de falacias son las escogidas por Jáuregui para espabilar el criterio de sus lectores. Comienza por advertir que "no hay buen salvaje ni buen civilizado". Luego pone en solfa mucho de lo que se viene entendiendo por "Aldeal Global" y "carácter nacional". Más adelante se ocupa de las falacias ideológicas, de la tiranía de la moda o de los excesos de los premios. Por último critica la barbarie del "especialismo" y lleva a cabo un análisis de la idea de identidad. Están escritas estas páginas con una soltura que le permite mezclar sus opiniones sobre un sinfín de aspectos del mundo actual con ilustraciones y ejemplos tomados de sus conversaciones con alumnos o con sus hijos. A ello añade vivencias y anécdotas de sus viajes. El conjunto, ameno e instructivo, refleja la enorme cultura del autor.

Cuando el lector se aproxima al texto armado de una lupa es cuando surgen problemas. Entonces aparecen opiniones chocantes. Un ejemplo. Resulta inaudito que recoja una tercerita de ABC de los años 70 la siguiente opinión de Botella-Lluisá: "Edward O. Wilson de la escuela de Harvard y José Antonio Jáuregui de la escuela de Oxford están probando que la sociología es biología y que obedece a las mismas leyes que ésta". ¡Por el amor de Dios! Wilson es catedrático de Zoología y la sociobiología es cosa de entomólogos y de especialistas en elefantes o perros salvajes.