El genio de Skakespeare
Jonathan Bate
27 diciembre, 2000 01:00Si El genio de Shakespeare es un libro lleno de erudicción, ésta nunca es farragosa, sino vivísima y amenísima, haciéndonos comprender por qué
Shakespeare, un autor de finales del XVI, ha dejado de ser un hombre individual para ser lo que el título dice
Pues si El genio de Shakespeare es, sin duda, un libro lleno de erudicción, ésta nunca es farragosa, sino vivísima y amenísima (aunque toque, a veces, autores muy olvidados) haciéndonos comprender por qué William Shakespeare, un autor de finales del siglo XVI del que, realmente, sabemos muy poco, ha dejado de ser un hombre individual -"Shakespeare"- para ser exactamente lo que el título dice, si lo entendiéramos como una única palabra o, al menos, un único significado: El genio de Shakespeare: un fructífero conglomerado de obras, teorías, complementos, críticas e imágenes. De Shakespeare (como ya dijo el estudioso Steevens, en el siglo XVIII) sólo sabemos con certeza absoluta que nació en Stratford-upon-Avon, se casó allí y tuvo hijos. Fue luego a Londres donde se inició como actor, escribió poemas y obras de teatro, regresó a Stratford, hizo testamento, murió allí y recibió sepultura...
Ese exiguo material hizo nacer todo tipo de teorías (que Bate repasa, más o menos rápidamente). ¿No escribía el gran filósofo y hombre inteligentísimo, Francis Bacon, ese teatro, cuando descansaba de sus sesudas obras en latín? Hasta pensaron algunos que el pseudónimo "Shakespeare" encubría, nada menos, que a la reina Isabel I de Inglaterra... ¿No sería Marlowe, joven maestro de Shakespeare, quien, falsamente muerto, seguiría escribiendo esos brillantes dramas? ¿O Ralegh, el aventurero, escritor también?
William Shakespeare fue un hombre genial que escribió saqueando mil fuentes (no le importó la originalidad argumental en exceso) y respetó a Marlow, el único dramaturgo que pudo haberle hecho sombra, de no haber muerto, asesinado, en la primavera de 1593. Sin embargo, por importante que sea o pueda parecernos, Shakespeare, mientras vivió fue sólo "Shakespeare" -un escritor notable, entre otros- no aún "el genio de Shakespeare".
Ese "genio" y cuanto implica (nos relata minuciosamente Bate) surge en el siglo XVIII cuando -con el apoyo alemán- Shakespeare se convierte en el "bardo nacional de Inglaterra". Poco después Inglaterra se convierte a su vez en la primera potencia mundial -política y económicamente- y muy poco después aún, el inglés pasará a ser la lengua universal, por excelencia. Shakespeare (sin duda merecidamente, pero con esas inestimables ayudas) es ya "el genio de Shakespeare", es decir, no sólo unas cuantas obras maestras (Hamlet, Macbeth, El rey Lear...) sino, además, un entramado de cuestiones histórico-eruditas y un mundo que produce máximas, aforismos, respuestas, imágenes (pictóricas y luego cinematográficas) y finalmente nuevas obras derivadas del original...
Sin Shakespeare muchos pintores prerrafaelistas o románticos habrían pintado de otra manera (pensemos en el hermosísimo cuadro de John Everett Millais, Ofelia, o antes en otros lienzos del alemán Fuseli). Los románticos alemanes del Sturm und Drang elevaron a Shakespeare a la categoría de genio apasionado, y desde entonces, cada siglo ha debido hacer sus lecturas distintas del dramaturgo/poeta...
Ludwig Wittgenstein decía sentir "perplejidad" ante Shakespeare. No lo veía como perfecto de tal forma que su grandeza debía residir en ser cual es. Bate titula este capítulo: "¿Cómo demuestro que me gusta un traje de chaqueta? Sobre todo, llevándolo puesto." Frase de Wittgenstein.
No, William Shakespeare, lógicamente, es menos (por mucho que fuera) que "el genio de Shakespeare". Y termina Bate haciendo una suposición, a mi entender, parcialmente equivocada. Si España hubiese vencido a Inglaterra (cuando la Invencible, digamos) hoy el papel mundial de Shakespeare lo tendría Lope de Vega y él estaría escribiendo El genio de Lope. Naturalmente, Lope fue más dramaturgo que Cervantes, pero si hay un autor hispánico que puede -y debe- compararse a Shakespeare ese es Cervantes (murieron el mismo día del mismo año) y no Lope, pese a su importancia. Shakespeare, más que un autor, es un universo. Un libro entretenido, lleno de saber y que no agota (falta por lo menos Orson Welles) "el genio de Shakespeare".