Image: Verdasdes frágiles, mentiras útiles

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Ensayo

Verdasdes frágiles, mentiras útiles

Patxi Lanceros

14 febrero, 2001 01:00

Hiria. Alegia (Guipúzcoa), 2001. 208 páginas, 2450 pesetas

Estamos ante un libro excelente en el que se demuestra que el pensamiento joven no dimite ante los retos que le conducen a cuestionar una idea vetusta de Verdad, pero sin que su sentido crítico quede abocado a eliminar cualquier referencia a este concepto

Patxi Lanceros pertenece a una nueva generación de filósofos españoles de la que se hizo eco esta revista hace meses. Todos bordean, o rebasan ligeramente, los 40 años. Su característica principal consiste en que su espacio de pensamiento lo constituye la postmodernidad. Surgen a la vida pública después del inicio de la controversia que puso en jaque el modelo ilustrado de razón, y que determinó posiciones al respecto: las de quienes todavía suponían que el proyecto ilustrado se hallaba inacabado, y quienes suponían que ese modelo debía ser descompuesto. Lanceros trata de orientar sus opciones de pensamiento de forma despejada, liberada de las gangas antecedentes, pero con gran prevención respecto a las precipitadas consecuencias que de ese novum histórico puedan derivarse.

Al igual que Rodríguez Tous, o Jordi Ibáñez, o Sánchez Meca, o Leyte, o M. Barrios, por citar algunos de los que esta revista entrevistó, parte de una premisa histórica que le distancia de quienes proceden de un tiempo histórico anterior. Pero igual que los citados asume a la vez esa nueva condición histórica que orienta su pensamiento y mantiene relaciones maduras con sus ancestros generacionales. Por vez primera en España se está produciendo, en filosofía, un relevo adulto que no significa liquidación de lo anterior, sino desplazamiento necesario obligado por el "nuevo mundo" del cual debe darse razón y sentido.

Y este nuevo libro de Lanceros satisface esa expectativa. En una excelente combinación de ensayos de diversa índole revela la incipiente maestría de su pensamiento maduro, y el buen pulso de una escritura ensayística que le permite merodear las más candentes polémicas filosóficas del presente. Sin renunciar jamás a un agudo sentido crítico que le inmuniza del entreguismo obtuso al "todo vale" que cierta postmodernidad (cansada desde su origen) parece propiciar, se distancia de quienes todavía albergan ilusiones nostálgicas respecto a una ilustración que no asume su propia crisis. En la línea de su magnífica tesis doctoral, Avatares del hombre, centrada en el pensamiento de Foucault, pondera en este ensayo las interesantes propuestas del último Foucault en relación a ese nexo, desde Wittgenstein siempre buscado, entre ética y estética. Reflexiona sobre una ética concebida como "arte de vivir", o una estética que tiene por objeto la propia vida (y no un ente externo, objetivo, como en todo hacer o producir).

Así mismo rescata el concepto de símbolo, siguiendo en ello la huella de algunos de sus maestros (Ortiz Osés, y con él la Escuela de éranos), de un modo libre e independiente, flexionando la antropología más allá de las estrecheces de un materialismo cultural, al estilo de Harris, que reduce todo el entendimiento de la cultura a una cuestión de intercambio de proteínas. En este aspecto la discusión con Harris, especialmente en referencia al ritual terrible de la religión azteca relativo al sacrificio de prisioneros, la extracción de su corazón y la ingestión caníbal consiguiente es particularmente brillante. A mi modo de ver es, quizás, uno de los pasajes mejores de este libro. Como también lo es la reflexión sobre la trascendencia ideal de la belleza en la experiencia estética, con un recorrido muy bien trazado del arco que conduce de Platón a Plotino, y que invade de lleno la modernidad en arte y estética.

El libro concluye con reflexiones atinadas sobre un tema espinoso, esta vez de filosofía política, en relación al nacionalismo, y a la modalidad vasca en particular, donde evita a toda costa el craso reduccionismo al que cierto pensamiento "cosmopolita" nos tiene acostumbrados, pero así mismo no se arredra en resaltar los aspectos más sombríos de un nacionalismo excluyente desde su origen.

Estamos, pues, ante un libro excelente en el que se demuestra que el pensamiento joven no dimite ante los retos que tiene planteados. éstos le conducen a cuestionar una idea vetusta de Verdad, pero sin que ese sentido crítico quede abocado a eliminar cualquier referencia a este inveterado concepto. Y en lugar de aceptar los cantos de sirena que proponen, frente a la verdad, un debilitamiento de las aptitudes filosóficas, su idea es acercarse a las "verdades frágiles" que en distintos ámbitos (ética, estética, filosofía de la religión, filosofía política...) pueden resplandecer. Y lo frágil puede ser muy poderoso. Yo hubiera llamado al libro Verdades frágiles sin más; es la única matización que se me ocurre hacer a este excelente texto.

EL RELEVO

Patxi Lanceros (Bilbao, 1962) es doctor en Filosofía y profesor de Teoría de la Cultura y Teoría Política de la Universidad de Deusto (Bilbao). Colaborador habitual de diversas revistas y publicaciones, entre sus libros destacan La modernidad censurada (Libertarias, 1994); Avatares del hombre: el pensamiento de Michel Foulcault (Univ. de Deusto, 1996); La herida trágica (Anthropos, 1997); Identidades culturales (Univ. de Deusto, 1997) y Tradición de la hermenéutica (Univ. de Deusto, 1998)