Ensayo

La victoria del sol

Tomás Alfaro Drake

14 marzo, 2001 01:00

Ediciones Palabra. Madrid, 2001. 388 páginas, 3.000 pesetas

La divulgación científica (quizá toda divulgación) tiene un mérito especial porque requiere poner en juego todos los recursos literarios precisos para mantener la atención del lector, como si se tratara de una verdadera ficción literaria, siendo así que se sabe destinada a que se la considere como un subproducto, como un género literario menos que secundaria. Bastaría decir que esto es lo que ha hecho Tomás Alfaro: ha puesto unas buenas dotes literarias al servicio de la divulgación de una historia familiar a todos pero mal conocida por casi todos: la de cómo se fue imponiendo en el mundo científico la idea de que era la Tierra la que daba vueltas en torno al Sol y no al revés, un asunto que ya se plantearon algunos griegos pero que no se abrió camino del todo hasta muy entrado el siglo XVII.

Científicamente, el libro es impecable. Revela un conocimiento notable del objeto de la narración; no esquiva las explicaciones científicas más enrevesadas, si son precisas para comprender el asunto. Se auxilia de ilustraciones cuando hace falta. Y no se limita a trazar la evolución lineal del pensamiento, sino que enriquece el relato con un sinfín de matices que no resultan de más, sino que el lector agradece. Esa riqueza de detalles es la que nos convence de que nos hallamos ante un libro especial y ante un buen conocedor de la historia de la astronomía y la física. Y todo esto nos lo presenta Alfaro con un lenguaje asequible, todo lo explicativo que hace falta para que cualquier lector lo comprenda y, además, envuelto en una verdadera ficción literaria. Esto es lo singular. La explicación científica, se la da un padre a su hijo. Es un recurso que manido, sin duda; pero es que el autor se adentra en la psicología de los dos personajes, hace que otros penetren de cuando en cuando en el escenario y, con todos ellos, traza un cuadro hogareño muy convincente y suficientemente complejo como para que se convierta a la postre en una verdadera trama.

Estamos ante una obra posiblemente pensada para la gente joven. Sirve, no obstante, para cualquiera que desee conocer el complejo asunto que comenzó con Aristarco, pasó por Copérnico, Kepler y Galileo (los entresijos de cuya posición se describen vívidamente) y, hasta cierto punto, acabó con Newton.