Image: Historia de España

Image: Historia de España

Ensayo

Historia de España

RAYMOND CARR (ED.)

11 abril, 2001 02:00

Traducción de José Luis Gil Aristu. Península. Barcelona, 2001. 336 páginas, 2.700 pesetas

Raymond Carr ha coordinado esta historia concebida para lectores británicos ni muy versados ni muy exigentes y escasamente útil para españoles, a la mayoría de los cuales resultarán poco inteligibles frases proverbiales que la traducción no puede sortear

Las arquitecturas efímeras, las construcciones ocasionales y perecederas tan comunes en otras épocas, tentaron a veces a grandes maestros de la arquitectura y de la plástica; si se les ha recordado después nunca ha sido por obras de circunstancias. Carr ha reunido, para sumarse a la serie de Historias de España que tanto aumenta últimamente, a un conjunto de autores entre los que figuran los más acreditados hispanistas anglosajones en activo. Una historia concebida para lectores británicos ni muy versados ni muy exigentes y escasamente útil para españoles, a la mayoría de los cuales resultarán poco inteligibles frases proverbiales que una traducción excelente no puede sortear y referencias constantes, como referencia ilustrativa, a la historia y cultura inglesas, y quienes tampoco tenderán a convalidar como argumentos verosímiles los prejuicios y conclusiones superficiales de viajeros y diplomáticos (con Richard Ford a la cabeza) que tanto se prodigan en el texto, ni encontrarán razonable que la bibliografía sea casi exclusivamente en inglés.

Más sustancia tiene el que un libro breve que pretende hacer historia desde los homínidos de Atapuerca al día que corre requiere de menos manos por hábiles que sean las más de las convidadas, y, sin duda, un plan o unos criterios uniformes que no se alcanzan a ver ni en el conjunto ni en los detalles. Por ejemplo, Richard Herr a cuyo cargo está el período de 1700 a 1833, explica que el motín de Esquilache supuso la mayor amenaza a la autoridad real desde los Comuneros castellanos; antes, en las pintorescas páginas en que Fernández-Armesto resume la historia interior de los siglos XVI y XVII, las revueltas comuneras no se designan con su nombre específico y para su explicación se insiste en su dimensión de luchas entre oligarquías ciudadanas, de modo que el lector desavisado no sabrá a qué se refiere Herr.

Los problemas de proporciones, en libros como éste, son insalvables. El período comprendido entre 1700 y 2000 ocupa tanta extensión como todos los tiempos anteriores, algo que, sea cual sea el criterio para ponderar el interés de cada época, resulta objetable. Paradójicamente, son estos capítulos que cubren períodos menores los más insatisfactorios, mientras que la síntesis resulta más efectiva para la "larga duración". A.T. Fear consigue una aceptable síntesis de la "España prehistórica y romana" (que se centra realmente en la romanización), Collins se beneficia en su bien conseguido artículo de la concreción cronológica y estructural de la "España visigótica", y Fletcher deja claro su dominio sobre "La Alta Edad Media". Pero la síntesis de Agnus Mackay sobre "La Baja Edad Media" resulta indescifrable, y el propósito de los restantes autores (Fernández-Armesto, Kamen, Herr, el propio Carr y Balfour) por resumir, embutiendo dos o tres ideas por párrafo, se torna titánico y en ocasiones penoso. Herr tiene sobradamente acreditado su conocimiento de la España del XVIII, pero las angosturas del formato le fuerzan a despachar el asunto de la Guerra de Sucesión a base del manido cliché anticastellano, saltando sobre interpretaciones más plausibles que conoce bien; de igual manera, Carr sabe que la España de la Restauración, cuyo conocimiento han enriquecido decisivamente sus discípulos españoles, era algo más y distinto a lo que su texto sugiere.

Como editor, explica Carr que el propósito central de la obra es desmentir la idea de una historia de España excepcional en el conjunto europeo y, al tiempo, resaltar la diversidad de esa misma España. No puede decirse que en esto no hayan sido constantes todos los autores, reiterativos en la idea del fraccionalismo y la heterogeneidad y escasamente perspicaces para explicar la constante solidez de los vínculos que han permitido neutralizar históricamente ese particularismo y la naturaleza de las tendencias unificadoras, algo más que el "truco de escamoteo" cartográfico que supone Fernández-Armesto. Abordar suficientemente esa cuestión hubiera requerido otra técnica o una obra de mayor amplitud; la miniatura y la caricatura son igualmente retratos de un original aunque cosas distintas, y aquí parece haberse preferido la segunda modalidad. Con todo, el libro pudiera tener un pasar si hubiera prescindido del capítulo de Balfour, "España desde 1931 hasta hoy", una extraña mezcla de género entre esquemática y poco lúcida crónica de actualidad política e historia mal informada para cultivo de tópicos faccionarios. Es todo un fenómeno que Oxford University Press haya publicado en un año dos historias generales de España; ésta es una, pero no la mejor.

Doble pasión

La pasión de Raymond Carr (Bath, Gran Bretaña, 1919) por la historia de España comenzó en los años cincuenta, a raíz de un viaje a Torremolinos con motivo de su viaje de novios. Interesado sobre todo por los avatares históricos de la España de los siglos XIX y XX, entre sus obras destacan: La internacionalización de la Guerra Civil española, y España, de la dictadura a la democracia. En 1983 recibió la Cruz de Alfonso X el Sabio por su labor como hispanista. En 1987 se jubiló como catedrático de la Universidad de Oxford y la reina de Inglaterra le concedió el título de Sir. En la actualidad continúa trabajando como conferenciante e investigador.