Image: Maquis. Historia de la guerrilla antifranquista

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Ensayo

Maquis. Historia de la guerrilla antifranquista

SECUNDINO SERRANO

25 abril, 2001 02:00

Temas de Hoy. Madrid, 2001. 432 páginas, 3.500 pesetas

Notable cronista de la lucha guerrillera contra Franco desde hace no menos de una década, Serrano ha procurado describir la historia de los maquis y analizar las razones de su fracaso. Los objetivos quedan cubiertos a medias, pero no faltan aspectos positivos

A pesar de las pretensiones de algunos autores de considerar el franquismo como un fenómeno totalmente analizado, no son pocos los temas relacionados que aún exigen un estudio en profundidad. Uno de ellos es, sin duda, el de los maquis. Aunque la afirmación de Preston de que fue el movimiento más importante de oposición al franquismo resulta exagerada, no cabe duda de que su valor real no ha merecido una atención congruente por parte de los historiadores. La obra de Serrano intenta cubrir esa importante -e injustificada- laguna.

Notable cronista de la lucha guerrillera contra Franco desde hace no menos de una década, Serrano ha procurado en este libro describir la historia de los maquis, analizar las razones de su fracaso y evaluar el movimiento con objetividad. Los objetivos quedan tan sólo cubiertos a medias, aunque no faltan en sus páginas los aspectos positivos. Serrano ha sabido recoger la evolución de la guerrilla antifranquista desde los primeros núcleos formados ya durante la guerra civil hasta su desaparición definitiva a inicios de los 50.

La descripción de Serrano corresponde a la de un buen cronista y no sólo recoge las diferentes acciones -por regla general, fallidas- de los distintos colectivos sino que incluso se detiene en señalar aspectos que desmitifican en parte la acción de los guerrilleros. Los apartados destinados al machismo de los maquis (págs. 218 y ss.), a sus condiciones de vida (págs. 198 y ss.) o al papel del PCE (por ejemplo, págs. 119 y ss.) son de lo mejor del libro. Sin embargo, la lectura del conjunto deja una sensación de obra no del todo rematada.

Los ejemplos de esas carencias no son escasos ni de relevancia baladí. Para empezar, se halla la legitimación de la guerrilla en que la represión del régimen de Franco era "estructural" y encaminada al exterminio del adversario. Por el contrario, los excesos del bando republicano no habrían sido sino un fruto "coyuntural" (págs. 24 y ss.). Semejante afirmación es del agrado de autores que disfrutan de una idealización de la II República y del bando vencido en la guerra pero historiográficamente resulta insostenible. En ambos bandos se cometieron atrocidades y no es menos cierto que la sistematicidad de la represión no fue monopolio de ninguno de los beligerantes. De hecho, las matanzas masivas numéricamente más holgadas fueron realizadas en Madrid durante el otoño de 1936, se ordenaron desde instancias oficiales del poder republicano y pudieron ser impedidas.

Hubo otra diferencia en la represión de ambos bandos y, de nuevo, la comparación no favorece a los derrotados. En la zona controlada por el Frente Popular se produjeron purgas de aliados para satisfacer los intereses de la URSS y del PCE. No fue otra la razón de la aniquilación del POUM en mayo de 1937 y -en menor medida- de los anarquistas a manos del PCE. La aceptación de este mito historiográfico no es el único elemento que estropea esta obra. También es muy defectuoso el análisis de las razones que llevaron a la guerrilla a su derrota. Es verdad que, como señala el autor, las fuerzas de seguridad de Franco se emplearon a fondo en la lucha contra los guerrilleros. No lo es menos que las fuerzas antifranquistas se hallaban enfrentadas entre sí facilitando la labor de combate del enemigo. Incluso hasta podría aceptarse buena parte de las responsabilidades en la derrota que Serrano atribuye a las potencias occidentales. Sin embargo, a todos esos factores hay que sumar otras consideraciones de política internacional que Serrano no indica y, sobre todo, el hecho de que la guerrilla distaba mucho de contar con el apoyo popular necesario para triunfar. Como ha sucedido con otros analistas de algunos fenómenos guerrilleros de otras épocas y lugares, Serrano parece resistirse a aceptar que la mayor parte de la población no sólo no compartía los objetivos y la ideología de los maquis sino que incluso los temía porque deseaba dar por concluida una contienda que había resultado dolorosamente cruenta. Y es que luchar contra Franco sólo implicaba antifranquismo pero no necesariamente amor por la democracia. Así, el PCE de la guerrilla seguía las órdenes de Stalin que en esos mismos años estaba liquidando todas las democracias de Europa oriental para establecer dictaduras totalitarias.

El autor pasa generalmente por alto estos aspectos esenciales y el resultado es que la obra resulta malograda porque si bien puede ser calificada de políticamente correcta no es menos verdad que resulta historiográficamente deficiente.