Joaquín Rodrigo
Javier Suárez Pajares
16 mayo, 2001 02:00En la presentación del libro decía su autor, Javier Suárez Pajares, profesor de Musicología en la Complutense, que Rodrigo vivió mucho, casi un siglo, con lo que los marcos establecidos para estudiar su biografía pueden dejar de ser válidos en su caso. A Rodrigo, además, el éxito le vino prematuramente pues el Concierto de Aranjuez fue un feliz hallazgo casi al principio de su carrera. Como el lenguaje de Rodrigo se confirmó muy pronto y evolucionó relativamente poco, esta pieza se convirtió en una especie de plantilla para lo que vino después.
Este libro no pretende ser una respuesta a todas las cuestiones, pero sí nos da algunas claves de la realidad en la que se movió el autor saguntino. Basta recorrer sus páginas para comprobar quiénes fueron sus compañeros, sus intérpretes, su mundo artístico. Su obra casi se integra en la historia de la mano de Falla, Ernesto Halffter o Joaquín Turina; lo vemos en fotos al lado de Paul Dukas o Manuel Ponce; sus intérpretes fueron Arbós, Pérez Casas o Segovia. Con ellos aparece y a todos sobrevivió. Olvidar este detalle es motivo para despistar a cualquier comentarista. Por ello creo que este volumen es por encima de todo útil, y un libro muy bello en sí mismo. Además, los textos son muy completos, convertidos en un análisis bastante exhaustivo. Hay que celebrar su aparición porque no olvidemos que, después de todos los conciertos y fuegos de artificio, lo que quedará para la posteridad será su obra y estos legados.