Rumbo a peor
Samuel Beckett
11 julio, 2001 02:00En esta postrimería beckettiana, sin embargo, el contenido poco importa. A lo que asistimos verdaderamente es a la creación de un estilo. El abandono de la anécdota, como ocurrirá en mayor medida con las obras que forman su trilogía final (Compañía y Mal visto y mal dicho), la depauperización retórica, la disgregación sintáctica y conceptual convierten a este libro en un extremo dentro de su obra. Un texto además donde no falta un humor con tintes de negrura, y donde se percibe el desequilibrio entre la expresión de la vida y el lenguaje desperdigado y fragmentario que la expresa. Sin acudir a ninguna instancia simbólica, Rumbo a peor es el canto de cisne de una aventura literaria que parece hecha de un material informe. Beckett vuelve a amontonar palabras, simulacros de sentido, incongruencias. Para él un libro no representa, disimula, y nadie mejor en el simulacro que este irlandés cuya literatura expresó como ninguna esa ausencia y ese combate del hombre consigo mismo y con su pensamiento ¿Una vía negativa de la modernidad? El ejemplo de Beckett fue abrir una puerta de la que aún desconocemos lo que nos espera en la otra parte, pero de la que nos atrae su propio proceso destructivo como expresión de lo que el hombre es y de sus incapacidades para expresarlo cabalmente. En este sentido Beckett dio una visión genial.