Image: Rumbo a peor

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Ensayo

Rumbo a peor

Samuel Beckett

11 julio, 2001 02:00

Trad. de L. Aguilera, D. Aguirre, G. Dols, R. Falcó y M. Martínez Lage. Lumen. Barcelona, 2001. 81 págs., 2.200 ptas.

Desde hace años mi relación con la obra de Samuel Beckett es de amor y odio. Nadie como él, durante el siglo XX, ha conseguido crear un universo literario donde las parábolas acerca del abandono y la soledad del hombre contemporáneo se manifiestan en toda su excesiva radicalidad. La publicación ahora de Rumbo a peor vuelve a poner sobre la mesa la herencia de Beckett entre nosotros. No sólo porque es la primera vez que el texto se traduce al español, ni porque fue el último que el autor irlandés, Nobel en1969, publicó antes de morir, sino porque en él se dan cita los excesos y las virtudes que constituyen su obra. Rumbo a peor es la dramatización de una historia y de un lenguaje. En ella volvemos a asistir a esa idea beckettiana de que nada puede ser comunicado y, al mismo tiempo, a una voluntad de comunicación a la que se le escapa el sentido. Se trata entonces de un texto, un fogonazo casi, de lucidez, en un universo mental acechado por la desmemoria y la muerte. Como en un drama teatral donde todos sus elementos estuvieran a punto de silenciarse, el contenido apenas se construye con unos mínimos motivos: la luz, las palabras y un cementerio apenas entrevisto por el que pasan unas sombras que corresponden a una mujer y a un hombre viejos, junto a un niño.

En esta postrimería beckettiana, sin embargo, el contenido poco importa. A lo que asistimos verdaderamente es a la creación de un estilo. El abandono de la anécdota, como ocurrirá en mayor medida con las obras que forman su trilogía final (Compañía y Mal visto y mal dicho), la depauperización retórica, la disgregación sintáctica y conceptual convierten a este libro en un extremo dentro de su obra. Un texto además donde no falta un humor con tintes de negrura, y donde se percibe el desequilibrio entre la expresión de la vida y el lenguaje desperdigado y fragmentario que la expresa. Sin acudir a ninguna instancia simbólica, Rumbo a peor es el canto de cisne de una aventura literaria que parece hecha de un material informe. Beckett vuelve a amontonar palabras, simulacros de sentido, incongruencias. Para él un libro no representa, disimula, y nadie mejor en el simulacro que este irlandés cuya literatura expresó como ninguna esa ausencia y ese combate del hombre consigo mismo y con su pensamiento ¿Una vía negativa de la modernidad? El ejemplo de Beckett fue abrir una puerta de la que aún desconocemos lo que nos espera en la otra parte, pero de la que nos atrae su propio proceso destructivo como expresión de lo que el hombre es y de sus incapacidades para expresarlo cabalmente. En este sentido Beckett dio una visión genial.