Image: Hernán Cortés. Inventor de México

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Ensayo

Hernán Cortés. Inventor de México

JUAN MIRALLES

5 septiembre, 2001 02:00

Tusquets. Barcelona, 2001. 694 páginas, 3.900 pesetas

Esta es la mejor biografía de Cortés que se haya publicado hasta la fecha, la más completa y objetiva, un libro excelente para desterrar tópicos y sombras, pese a las lagunas que perduran sobre tan controvertido personaje

La bibliografía sobre la figura del Conquistador, Hernán Cortés, es ingente, aunque parcial y fragmentaria. Esta extensa obra de Juan Miralles (Tampico, México, 1930), diplomático desde 1955, director del Seminario de Historia de las Relaciones Diplomáticas de México en la UNAM, no supone una incursión ocasional en el período de la Conquista, ya que antes había editado la obra de Francisco de Cervantes Salazar y la de Francisco López de Gómara. Constituye un importante esfuerzo para ofrecernos una extensa, documentada y objetiva biografía del más conocido de los conquistadores españoles. Para ello, en lugar de frecuentar bibliografía secundaria, acude a las fuentes primeras, elige la que a su juicio responde más a lo que pudo ser la realidad, aunque no deja de ofrecer las diversas versiones de hechos puntuales, a menudo contradictorios.

El resultado cabe entenderlo como un éxito. No sólo disponemos ya de la mejor biografía de Cortés que se haya publicado hasta la fecha, la más completa y objetiva, sino, además, de una amplia crónica de la conquista de México, bajo la que subyace una tesis: la formación del México moderno sería inexplicable sin aquella aventura de Cortés y los suyos y su compleja personalidad, a caballo entre la mítica medieval y el nuevo modelo de cortesano renacentista.

Habrá que esperar hasta la pág. 579 para entender el concepto que Miralles tiene del Conquistador: "Cuando se menciona a Cortés, es necesario precisar de cuál de ellos se habla, porque hay varios: uno es el que hunde las naves para iniciar una aventura que no tiene marcha atrás, y otro muy distinto, aquel cuya atención se encuentra centrada en los matrimonios de sus hijas. Es indudable que cambió mucho con el paso del tiempo [...] Llegó a Santo Domingo a los 20 años, y tendría 56 cuando retornó a España definitivamente, de manera que habría vivido en Indias 38 años, o 36 si se descuenta el tiempo pasado en España, cuando regresó por primera vez. 36 años son muchos años, pero en su caso no parece que le hubieran hecho mella".

Lo cierto es que el autor debe admitir que carecemos de fuentes fiables que nos permitan reconstruir partes esenciales de su vida: sus inicios, por ejemplo, o la naturaleza de sus relaciones femeninas, aunque sabemos de sus hijos legítimos y naturales. Un codicilo a su interesante testamento, su último escrito, consiste en el desheredamiento de uno de ellos. De lo que no cabe duda es de que fue un personaje frío y calculador, cruel cuando le convino, y hábil político en los primeros tiempos de la Conquista.

Pocas novelas ofrecerán tantas posibilidades de análisis psicológico como la figura que el autor sabe transmitirnos de su protagonista. Pero Cortés, que parte como hacendado de Cuba, emprende la Conquista del Imperio mexicano con audacia e inteligencia. Será quizás un mediocre estratega, un considerable político -sus relaciones con Motecuhzoma constituyen un apasionante ejemplo de política maquiavélica-, un hombre de negocios, un armador, un pleiteador incorregible, generoso y, en su vejez, avaro. El autor, tras la caída de Tenotichlan, se preguntará en más de una ocasión por qué no rompió sus relaciones con España y se erigió, con los suyos, emperador de la Nueva España. Sin embargo, él mismo nos ofrece la respuesta. Cortés nunca dejó de sentirse súbdito de Carlos I, pese a los desaires que recibió. Las Relaciones que se han conservado manifiestan su progresivo pesimismo y su decadencia física.

A lo largo de este volumen, nunca fatigoso, descubrimos múltiples novedades: la presencia del primer negro y del primer hindú en aquellas tierras; el papel que jugó Malitzin, traductora, madre de uno de sus hijos; el de los esclavos de las encomiendas (indios y negros); la rebelión indígena de Nueva Galicia; la costumbre de la sodomía entre los indígenas, que los españoles rechazaban de plano; su tertulia ya de 1547, en España, en su etapa crepuscular. El autor ofrece siempre algún toque de actualidad en relación a hechos puntuales. Diego Hurtado de Mendoza, Pedro de Alvarado, Gonzalo de Salazar, la rebelión de Olid, el papel de Narváez, los errores geográficos y el deseo general de alcanzar China, la enemistad con elvirrey Mendoza, su enemigo, desfilan por estas trepidantes páginas. Finalmente, se nos ofrece una relación y análisis de los principales cronistas: sus fuentes. Todo ello resulta, pues, algo más que una biografía, la interpretación de una personalidad. Excelente libro para desterrar tópicos y sombras, pese a las lagunas que perduran sobre tan controvertido personaje.