Image: Narradores andaluces de posguerra

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Ensayo

Narradores andaluces de posguerra

JUAN DE DIOS RUIZ-COPETE

14 noviembre, 2001 01:00

Universidad de Sevilla, 2001. 180 páginas, 1.730 pesetas

La fragmentación autonómica de nuestro país ha desencadenado una multitud de estudios de todo tipo centrados en los confines de cada comunidad, lo que, si bien con frecuencia conduce a posturas de absurdo palurdismo, en ocasiones permite prestar atención a hechos o figuras que acaso en una consideración general de más amplia perspectiva quedarían forzosamente en penumbra. Este libro de Juan de Dios Ruiz-Copete es sólo parte de una ambiciosa serie de estudios, proyectada de tal modo que el objeto de indagación se extienda hasta nuestros días, y puede servir como ejemplo de lo que acabo de decir. Se analiza aquí la trayectoria de trece autores cuya obra surge en el primer decenio de la posguerra, aunque, en rigor, algunos de ellos parezcan contradecir este criterio, como el granadino José Fernández Castro (1927), escritor de publicación tardía, cuya primera obra ve la luz en 1952, o el sevillano Antonio Ortiz Muñoz (1906), que se dio a conocer tempranamente en 1930. El caso es que, junto a escritores de indudable fuste, como Manuel Andujar o José Antonio Muñoz Rojas, otros apenas asoman o ni siquiera figuran en los más extensos panoramas de la literatura contemporánea, y es sin duda oportuno recordarlos con algún pormenor, como se hace en estas páginas, porque el olvido es entre nosotros una flor que abunda en todas las estaciones. Existen novelistas sobre los que ha recaído un silencio tal vez injusto -Juan José Mira, el barojiano Juan Antonio Espinosa- y que son ahora rescatados oportunamente, al igual que sucede en los casos de otros autores que se dedicaron con menor continuidad al género narrativo, como Rafael Narbona o Sebastián Bautista de la Torre.

Después de una introducción encaminada a esbozar las etapas evolutivas de la novela española en la posguerra, útil para situar sobre este telón de fondo a los autores andaluces incluidos en el volumen, cada uno de los capítulos siguientes se dedica al estudio de un narrador. Se repasan sus obras por orden cronológico y se añaden al final los datos biobibliográficos pertinentes. Los enfoques son fundamentalmente -y tal vez excesivamente- de tipo descriptivo. Predomina la información sobre el análisis; el autor se atiene más al relato sintético de las historias narradas o de las ideas subyacentes que a la consideración estricta de la forma literaria. No faltan sin embargo, los juicios sobre el resultado estético de muchas obras, algo que cabe esperar también de ensayos como éste, que no sólo aspiran a construir una historia, sino a facilitar orientaciones y pautas por las que pueda guiarse el lector. Así, Andújar incurre "en un exceso de hermetismo con tan frondosas adjetivaciones que lejos de facilitar una natural adherencia al desarrollo de la trama obligan a la pesquisa, a desbrozar del decorativismo expresivo todo el exceso de concentración lingöística". En otro sentido vale la pena recordar la diatriba contra el "filibusterismo de la crítica" (pág. 228), a propósito del silencio que ha rodeado la obra de José Fernández Castro, incluso entre críticos y comentaristas de círculos ideológicamente afines al escritor. Ventajas de un planteamiento que nada tiene que ver con los ensayos de carácter filológico o de origen universitario, en los que ciertas convenciones limitan la entrega al desahogo, por justificado que en muchas ocasiones pueda antojársenos.

Narradores andaluces de posguerra. Historia de una década (1939-1949) recoge, además -aun sin haberse propuesto el autor una obra de erudición-, datos bibliográficos de no siempre fácil localización, porque muchos de ellos son simples reseñas de prensa perdidas en las hemerotecas. El lector que desee continuar indagando tiene ya aquí pistas y apoyaturas que le facilitarán el camino. Es, pues, un libro útil y, puesto que forma parte de un proyecto de mayor calado, altamente prometedor. Las ocasionales e inevitables discrepancias que algunas valoraciones puedan suscitar en el lector ayudarán también a que éste recapacite acerca de sus propias convicciones, lo que resulta un saludable ejercicio intelectual.