Image: La Europa negra

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Ensayo

La Europa negra

MARK MAZOWER

28 noviembre, 2001 01:00

Trad. G. Solana. Ediciones B, 2001. 543 págs, 3.400 ptas.

En esta obra se recoge una interpretación original y sugestiva de la historia de Europa, desde la I Guerra Mundial hasta la caída del comunismo. Si alguien quiere encontrar sorpresas bien argumentadas y revisiones inteligentes del pasado siglo, no debe perderselo. La tesis es que la idea de una Europa democrática que ha evolucionado hacia la libertad y el bienestar es una interpretación con escaso fundamento histórico y que las cosas podían haber acabado de forma muy distinta.

Los hechos demuestran que, con el fracaso del modelo liberal impuesto en Versalles, hasta aproximadamente la mitad del siglo XX, el solar europeo asistió a una pugna ideológica entre la democracia liberal, el fascismo y el comunismo. El rotundo fracaso de la primera opción, incapaz de adaptarse a los problemas sociales de la posguerra, abrió la puerta a las otras dos corrientes que ofrecían resultados de pleno empleo y desarrollo económico que parecieron dar la razón a quienes pensaban que la época de las democracia había llegado a su final. Nazismo y comunismo terminaron por enfrentarse y, finalmente, los Tres Grandes, los Aliados y la Unión Soviética, acabaron liquidando al nazismo, tarea en la que ésta última llevó el mayor peso y desgaste humano y material. Una circunstancia que inauguró la política de esferas de influencia.

El autor explica convincentemente el éxito de la URSS, que encarnó el triunfo del modelo de rápida revolución industrial y de estado asistencial para todas las sociedades de Europa oriental asoladas por un nazismo cuya visión racial, en contraste con el paternalismo soviético, las concebía como simples espacios de explotación de mano de obra, y que conservaban el recuerdo del fiasco liberal de entreguerras.

La democracia liberal, refugiada en el reducto anglosajón con el apoyo de los EE. UU., se revitalizó incorporando las preocupaciones de unas sociedades sensibles a aquel fracaso. Bajo el paraguas norteamericano y su estímulo, las sociedades europeas occidentales empezaron a compararse con las orientales, sin que al principio el balance fuese negativo para éstas, hasta que, desde los 50, la innovación tecnológica y flexibilidad de las primeras empezó a incrementar las diferencias. Aunque hubo un indudable factor de dominación y represión por la URSS, el sistema comunista funcionó socialmente con cierta eficacia.

El punto final lo ponen el análisis de la descomposición del sistema comunista, vista más como un triunfo del capitalismo que de la democracia, en la que el papel central lo desempeñó el abandono de Europa oriental por la URSS y el examen de la nueva concepción del continente en la fórmula de la Unión Europea. El fundamento de Europa, sostiene el autor, seguirán siendo los Estados-nación y la diversidad cultural. Y el desafío que habrá de afrontar es el de adaptarse a un mundo en el que ya no ocupará un puesto central.

Del trabajo de Mazower se pueden extraer interesantes reflexiones sobre los acontecimientos del 11 de Septiembre y la revitalización de la teoría del Choque de Civilizaciones de Huntington. Sus argumentos obligan a recapacitar sobre los límites del modelo de civilización europeo y sus implicaciones a la hora de valorar otras culturas. No se trata de relativizar el desafío que supone para Occidente el órdago del terrorismo integrista, sino de saber situarlo. A ello puede contribuir la lectura de este inestimable ensayo.