Las raíces torcidas de América Latina
Carlos Alberto Montaner
2 enero, 2002 01:00Carlos Alberto Montaner
Es éste un libro controvertido, como no podía ser menos en un ambicioso proyecto que pretende explicar las causas del retraso de América Latina y plantea los cauces para acometer la solución de sus problemas. Montaner se propone responder por qué ha fracasado América Latina en el intento de progresar económicamente y en el mantenimiento de la estabilidad política. El autor rastrea las bases históricas que considera que fundamentan el retraso: ilegitimidad del Estado; discriminación por motivos de raza y sexo; mentalidad económica basada en concepciones antiempresariales y persistencia de una mentalidad política providencialista que concibe como único instrumento de progreso al Estado.El desafío al que hace frente el autor es, por tanto, formidable y de esa entidad derivan errores y simplificaciones que no deben ser tenidos en cuenta, tanto por la generosidad y amplitud del esfuerzo como por el atractivo del desafío. Ahora bien, sí puede argumentarse una crítica de perspectiva y otra al tipo de criterio comparativo.
Como es obvio, el autor encuentra las raíces del retraso en la herencia colonial española. Esto implica dos objeciones. La primera es por qué no buscar más cerca en el tiempo, desde que las colonias alcanzaron su independencia, pues en los casi doscientos años de vida propia hay cuestiones de fondo que hubieran podido dar suficiente razón del marasmo. La segunda: ya que el origen es España, y dado su retraso histórico relativo frente a los países de Europa Occidental, por qué no adoptarla como parangón en vez de utilizar a los Estados Unidos, con un sustrato indígena muy diferente. La cuestión de fondo es que si todo lo que se predica que fue mal en España se extendió a América, ¿por qué España ha alcanzado el actual desarrollo?
Quizá el autor haya sido tocado por la misma sombra de pesimismo que gravitó sobre intelectuales españoles de otro tiempo. Una perspectiva real es la de unas sociedades que, como las latinoamericanas, cuentan con una gran tradición liberal y constitucional nunca impugnada, con un arraigado sistema de partidos y con un sistema de garantías más que esbozado.
La guerra fría acabó hace poco más de una década y desde ese momento en Latinoamérica ha echado a andar todo un proceso democratizador cuyo éxito pasa por la renovación de las elites políticas y por dotar de eficacia al Estado, por poner en funcionamiento un programa tan plausible como el que Montaner detalla en el último y esperanzador capítulo de su libro.