Más allá de la culpa y la expiación
Jean Améry
23 enero, 2002 01:00Jean Améry
Es posible que el mejor camino hacia lo que es capaz de interpelar a todos, porque en realidad a todos afecta, pase por la experiencia vivida. O lo que es igual, por lo subjetivo y particular.Si algo enseña este libro de Améry, que Enrique Ocaña ha puesto en un castellano modélico, es -una vez más- precisamente eso. Y cuanto eso conlleva. Y lo enseña como resultado de su empeño, sin duda extremo, de reflexionar sobre el choque entre Auschwitz y el espíritu. Améry pone, en efecto, a sus lectores frente a la situación límite representada por la reclusión en el famoso campo de exterminio de un intelectual arquetípico -él mismo-. O lo que es igual, de alguien instalado en un sistema de referencia espiritual de impregnación fuertemente humanista, poseedor de una aguda conciencia estética, capaz de establecer asociaciones de ideas procedentes de la historia del pensamiento, gustoso de las abstracciones y capaz, llegado el caso, de compromiso ético-político.
Entre los muros de ese lugar de infamia sobre cuyo horror todo se ha dicho ya y todo tiene y tendrá aún que decirse, ese intelectual -que es, además, judío- se ve enfrentado al dilema de "endurecer la realidad y la eficacia de su espíritu o declararlas nulas". A partir de ahí Améry construye una meditación honda y sostenida, al hilo de la realidad vivida, sobre el mal radical, ese "misterio" tan antiguo como el mundo ante el que el espíritu ha visto ceder y debilitarse, catástrofe tras catástrofe su capacidad de comprensión; sobre la tortura; sobre la condición judía; sobre las víctimas y los verdugos; sobre los costes del imperativo de confiar en el mundo.... Y lo hace más allá del rencor, más allá del afán de venganza, más allá, en fin, de la expiación y de la culpa. Y en nombre, además, y por difícil que parezca, de una Ilusión renovada, apasionada y capaz de ir, autocríticamente, más allá de sí misma. La excelente presentación del traductor procura algunas claves sobremanera útiles de cara a la contextualización de esa experiencia cuya sustancia humana universal, incluso en el "inmisericorde proceso de desmantelamiento interior" a que se vio forzado en sus últimos días, rescató Améry en estas páginas impresionantes, a las que conflictos que están en la mente de todos han venido a confesar una renovada actualidad. La experiencia de "la oposición moral a la lógica", brutal por naturaleza, "de la supervivencia", del "consecuente desgarramiento interno entre rebelión y resignación" y del "rechazo del concepto expiatorio o crediticio de la víctima".