Image: Mente, lenguaje y sociedad

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Ensayo

Mente, lenguaje y sociedad

John R. Searle

30 enero, 2002 01:00

John R. Searle. Foto: Mercedes Rodríguez

Traducción de Jesús Alborés. Alianza, 2001. 160 págs., 12’71 euros

De la docena de libros que ha publicado J.R. Searle el más conocido es, probablemente, Actos de habla. Un ensayo de filosofía del lenguaje (1969). Dicha obra originó la teoría de los "actos de habla" o ilocucionarios que, en posteriores obras, el autor ha ido completando con reflexiones sobre la relación entre lenguaje, racionalidad, realidad material y ámbito social.

Un libro que aúna dichas reflexiones, Razones para actuar, recibió hace dos años el premio Jovellanos. La obra que ahora reseñamos debe considerarse complementaria de este último y, asimismo, una antología de los problemas -y soluciones- que comúnmente se plantea Searle en sus estudios. Puede decirse, valga la redundancia, que Mente, lenguaje y sociedad es el más "searleiano" de sus libros, en el sentido de que compila, reconsidera, y en algunos casos amplia, los clásicos planteamientos del autor.

Searle sostiene que es desde la compresión de la mente como mejor se pueden abordar temas clásicos de la filosofía (el lenguaje, el saber, la moral, la razón) y su relación con nuestras concepciones del universo real y material. Se trata de una posición más comprometida de lo que parece, ya que Searle se hace heredero de una tradición, que podríamos llamar "optimista" o "ilustrada", opuesta al antirrealismo que con tanta facilidad se ha acomodado en el pensamiento contemporáneo. Esto tienen su explicación: hasta principios del siglo XX el hombre se sentía capaz de conocer y comprender el universo de una forma lógica o sistemática, sin embargo, este optimismo intelectual recibe un durísimo golpe ya sea por catástrofes sociales (La Primera Guerra Mundial, por ejemplo) o por teorías intelectuales (la de la relatividad) que desafiaban asunciones hasta entonces tenidas por elementales.

Estas circunstancias dieron al traste con la visión realista, minaron el optimismo precedente y dieron lugar al antirrealismo. Pues bien, una de las secciones más interesantes del libro de Searle es, precisamente, su aceptación de la visión ilustrada y su crítica del antirrealismo que está motivado, en opinión del autor, por la voluntad de poder y la desconfianza, o el simple odio, a la ciencia.

Las formas de antirrealismo a las que desafía Searle son el perspectivismo (no nos podemos hacer cargo del mundo real excepto desde un determinado punto de vista); la relatividad conceptual y, finalmente, el escepticismo (no tenemos evidencias en absoluto). Searle considera, por el contrario, que el mundo real existe fuera de nosotros y que el realismo no es una teoría más sino el marco dentro del cual es posible tener teorías.

A partir de este credo el autor desarrolla algunas disertaciones sobre la conciencia, el funcionamiento de la mente y cómo ambos fenómenos se traspasan a la realidad social objetiva, uno de cuyos pilares es la comunicación lingöística. Respecto a esta última, Searle desarrolla sus ideas clásicas: cómo se relaciona el lenguaje con la realidad, cuál es la naturaleza del acto de habla y qué es el significado; este último, precisamente, es la clave de las otras dos. El significado aparece como una forma de intencionalidad derivada. La intencionalidad original o intrínseca del pensamiento de un hablante se transfiere a las palabras, frases, símbolos. Dichas palabras tienen una intencionalidad derivada de los pensamientos del hablante, no tienen tan solo un significado lingöístico convencional sino también el significado que ha querido darles el hablante. Cuando el hablante realiza un acto de habla impone su intencionalidad a esos símbolos. En suma, un libro que explica, dentro de las clásicas consideraciones del Searle de los "actos de habla", cómo se relacionan entre sí la mente, el lenguaje y la sociedad, y cuál es su lugar en nuestra consideración global del universo.