Image: Escolta Espanya. La cuestión catalana en la época liberal

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Ensayo

Escolta Espanya. La cuestión catalana en la época liberal

Borja de Riquer

20 febrero, 2002 01:00

Marcial Pons. Madrid, 2002. 319 páginas, 21’04 euros

Uno de los más reputados y solventes historiadores catalanes, Borja de Riquer, reúne en este volumen un grupo coherente de artículos, la mayor parte inéditos en castellano, a alguno de los cuales ha hecho aportaciones, coronando el trabajo con una interesante introducción que facilita su lectura y en la que expone las inquietudes e intenciones que le han guiado a la hora de concebirlo.

A Borja de Riquer le preocupa la superficialidad con que actualmente se polemiza en la opinión pública española acerca de la cuestión nacional, el problema de la identidad española y de las diferentes identida- des de las nacionalidades históricas. El debate en buena parte ha sido secuestrado por publicistas desconocedores de la génesis histórica del asunto, junto a emociones encontradas y politización interesada. Riquer propone una aproximación históricamente desapasionada, fundada en la racionalidad que provea de argumentos y criterios que den luz a un asunto de por sí complejo. Considera, con razón, que el absentismo de los profesionales de la historia en la controversia pública -no en los debates académicos, muy vivos- es en parte responsable de que la confusión se haya extendido y apuesta por intervenir de forma decidida en la misma, lo que muy pocos de sus colegas han llevado a cabo.

Lo más interesante de Escolta Espanya. La cuestión catalana en la época liberal es que Borja de Riquer coloca la cuestión catalana en el contexto español, algo que, aunque parezca una perogrullada, es relevante. La crítica al autismo de la historiografía de las nacionalidades es casi tan aguda como los reproches a la historiografía que él denomina "centralista". También censura con ardor las visiones "esencialistas" que desvirtúan las historias construidas tanto en el centro como en la periferia, lo cual es un paso positivo si tenemos en cuenta que Riquer consideraba en el año 1989 que Cataluña era una nación consolidada en el siglo XII (véase su aportación en Juan Pablo Fusi [dir]: España. Autonomías, Espasa, página 369).

Es decir, Borja de Riquer se desprende de los prejuicios y sinceramente aborda la búsqueda de explicaciones racionales y contras- tables. Esto es lo mejor y es lo que expone en el libro: las causas por las que en Cataluña tuvo lugar la construcción de una identidad diferenciada de la española, la cual pone en relación con el proceso de creación de esta identidad española efectuado por los actores de la revolución liberal. La exposición es pormenorizada y rigurosa, pero no por eso deja de ser discutible en algunos aspectos y cuestionable en su enfoque, pues el autor adopta una óptica nacionalista catalana, aunque lejana a todo esencialismo.

Así, el problema del desenfoque está en desplazar hacia el siglo XIX un problema que se desarrolla en el XX. Es cierto que pueden rastrearse sus raíces en el primero, pero desde luego, frente a lo que implícitamente da a entender el autor, el problema de las identidades periféricas no es lo central en la construcción del estado liberal español durante el XIX, sino combinar la institucionalización y desarrollo de ese estado con el reto de las carlistadas (tres), lo que no fue otra cosa que la lucha contra un absolutismo que contaba con el formidable apoyo del aparato eclesiástico.

Las debilidades del proceso liberal: su precariedad de medios, el excesivo protagonismo de los militares, la desconfianza hacia que detrás de las sensibilidades regionales estuvieran los carlistas, la escasa dotación económica y de personal de la burocracia estatal, todo esto, y mucho más, tienen esa explicación bien racional. No apreciar lo que significa vencer esos obstáculos y calificar al conjunto del proceso como fracaso constituye una exageración fruto de una perspectiva, no malintencionada, pero sí deformada por un punto de partida apriorístico.