Una profesión peligrosa
Luciano Canfora
20 febrero, 2002 01:00Los trabajos de Luciano Canfora constituyen una notable e importante excepción en este juego de menosprecio e ignorancia. Por ello, sería lamentable que su libro Una profesión peligrosa pasase desapercibido por culpa de su título: que no hace justicia ni a la idea historiográfica que el autor ha elaborado a lo largo de años y libros, ni a los contenidos de este bello texto.
La profesión peligrosa es la de filósofo. Y el peligro surge de las tormentosas relaciones que la filosofía y la política mantienen desde la antigöedad. Sabidos son el proceso a Sócrates, los fracasos de Platón en Siracusa y la ambigua posición de Aristóteles en la Atenas de su tiempo.
Canfora estudia esos episodios de la historia y del pensamiento, y los vincula a algunos otros menos explorados. El resultado es un magnífico fresco de la antigöedad clásica, un minucioso rastreo en el que ideas e instituciones, caracteres y acontecimientos, se entrelazan y dialogan. La vida social, política y religiosa de la ciudad antigua es sabiamente interrogada por Canfora. Y sobre ese escenario, cobran un sentido siempre renovado los esfuerzos de la filosofía por insertarse en la vida pública; y las condiciones que la vida pública impone para asumir la filosofía. La condena de Sócrates, las reflexiones de Platón, son brillantemente reinsertadas en su marco político e institucional. Pero también el curioso trasiego de Jeno- fonte: el exiliado, el mercenario, acaso el infame. Al escoltar a Jenofonte en su viaje, Luciano Canfora produce un magnífico mapa de Atenas: desde la periferia y desde la nostalgia del centro.
Mención especial merece el capítulo dedicado a Aristóteles, que narra dos historias: la de los avatares del filósofo, su equilibrio entre Macedonia y Atenas, entre la teoría y la praxis; y la historia de la recepción del propio Aristóteles, la transmisión aristotélica tal y como se va fraguando en la Edad Media. Casi finalmente Epicuro y Lucrecio: el uno con y por el otro; la historia de un poema. La difícil compenetración de una potente cosmovisión con la patente realidad socio-política. El capítulo final establece un balance. Hace cuenta de las historias precedentes. Y permite prolongar la mirada hacia el futuro -hacia el presente.
Es habitual en los libros de Canfora -Ideologías de los estudios clásicos, Julio César: un dictador democrático- esa tensión que hace de la historia un observatorio del presente. Este libro prolonga esa tensión feliz. Bellamente escrito y rigurosamente expuesto, con penetración filosófica, precisión filológica y exactitud histórica, Una profesión peligrosa, es una nueva conjugación del verbo antiguo. Y una satisfactoria forma de hacer historia. Hablando de verbos (y con verbos): la lamentable confusión ortográfica -repetida- del subjuntivo del verbo haber con el indicativo del verbo hallar no hace ningún favor a la edición española.