Image: No a la muerte de las lenguas

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Ensayo

No a la muerte de las lenguas

Claude Hagège

1 mayo, 2002 02:00

Claude Hagège

Trad. Antonio Bueno. Paidós, 2002. 332 págs., 19’23 euros

Estamos ante un notable manifiesto de conservacionismo lingöístico: "defender nuestras lenguas, y su diversidad, es defender nuestra vida". Las claves de la obra son: la constatación de que muchas lenguas están desapareciendo; la consideración de esta circunstancia como una catástrofe; el anuncio de que el francés no está libre de perder influencia.

Estamos ante un manifiesto de conservacionismo lingöístico: "defender nuestras lenguas, y su diversidad, es defender nuestra vida". Tres son las claves de la obra: la constatación de que muchas lenguas están desapareciendo; la consideración de esta circunstancia como una catástrofe; el anuncio, implícito, de que el mismo francés no está libre de perder influencia.
La primera constatación resulta indiscutible: en poco más de cien años, habrá desaparecido, quizá, el ochenta por ciento de las lenguas actualmente habladas. De hecho, hoy en día el 95% de la población humana se comunica con el 4% de las lenguas existentes. La siguiente idea de Hagège, es decir, el hecho de que la "muerte" lingöística sea una catástrofe, resulta, sin embargo, debatible. El fenómeno de "muerte"lingöística se ha dado en toda época y lugar (considérese el caso del latín) así como el de concentración de variedades idiomáticas que, con su "muerte", dan lugar a una nueva (el eusquera moderno nace por promoción de la variedad guipuzcoana frente a la vizcaína, que ha quedado amortecida). El presente libro entiende como calamitoso el proceso de desaparición de lenguas, aboga por frenarlo y cita ejemplos de idiomas conservados frente a la fuerza de grandes dominios lingöísticos.

La tercera clave de la obra consiste en la constatación de que "la amenaza de muerte que hoy planea sobre las lenguas tiene el rostro del inglés", incluso para el francés mismo que "no deja de aparecer como un rival molesto". La obra de Hagège emite un aviso: la actitud francesa es ejemplar a la hora de moderar el devorador avance del inglés.

Aunque el autor deja clara su respetable posición conservacionista desde el mismo título de la obra, quizá podría haberse añadido algún comentario sobre el lado menos brillante de la recuperación de lenguas. Dicho de otra manera, ¿ha de verse dicho proceso como algo siempre positivo o plantea cuestiones poco bea-tíficas, como ha demostrado, entre otros muchos, J.R. Edwards en Language, Society and Identity (1985)? Tomando como ejemplo el caso español: es sintomático que el propio Hagège, haya considerado como modélica la construcción de la España plurilingöe cuando, en realidad, se procura la suplantación del español en determinadas autonomías, si bien, con más empeño político que entusiasmo ciudadano: muchos hispanohablantes natos están viendo convertida su lengua materna (a veces mayoritaria en la región) en simple asignatura escolar, una faceta más de la progresiva (y disparatada) liquidación institucional a que está sometida. Por otra parte, ¿hasta qué punto es razonable abogar por la "regionalización" lingöística en un momento en que las necesidades de comunicación interna- cional son cada vez mayores? Los abogados de la diversidad lingöística, ¿no están procurando el aislamiento de quienes les siguen? ¿Es bueno proyectar planes de ingeniería lingöística y "dirección científica"de la sociedad con tal de salvar idiomas por los que sus hablantes no mostrarían mucho interés si no fueran políticamente dirigidos? En fin, estas son preguntas que el conservacionismo no se plantea, pues para esta corriente intelectual, idealista y afín al relativismo, lo importante son las lenguas en sí antes que las circunstancias que las configuran.

Hagège ilustra la tradicional querella conservacionistas/internacionalistas y toma partido por los primeros. Sin embargo, no es previsible que las corrientes antiuniversalistas, dedicadas -por distintos intereses que sería largo referir- a fomentar las diferencias que nos separan, frenen el desarrollo de los medios de comunicación, de movimiento y fácil transmisión de informaciones a larga distancia, fenómenos estos que han traspasado muchas fronteras humanas, favorecido a la democracia y procurado la constitución de grandes dominios lingöísticos tan necesarios como ventajosos.