Image: Fantasía y razón moderna

Image: Fantasía y razón moderna

Ensayo

Fantasía y razón moderna

Carlos Paris

10 julio, 2002 02:00

Carlos Paris. Foto: Archivo

Alianza. Madrid, 2002. 294 páginas, 15’63 euros

Agotados ya, a lo que parece, los discursos "débiles" y claudicantes de la galaxia "posmoderna", lo que ofició de motor de lo mejor de los mismos viene, sin embargo, revelándose como sorprendentemente vivo: la necesidad de pensar críticamente la Modernidad y de reelaborarla en un proyecto nuevo y atractivo.

La necesidad, si se prefiere, de darle un sentido antes que seguir socavando con gesto ciego sus cimientos. Esa posmodernidad "distinta", capaz de "ver a la naturaleza no como el enemigo que debemos esclavizar y devastar, sino como la tierra en la que debemos hacer nuestro hogar" y de "comprender que los seres humanos son mucho más que fuerza de trabajo explotable" es el verdadero tema de esta nueva obra, a la vez sabia y llena de pasión juvenil, de Carlos Paris.

Una obra en la que, por otra parte, retoma algunos de sus temas de siempre, desarrollados en las muchas e influyentes páginas que ha dedicado a la antropología filosófica -a ese "animal fantástico, mitificante y racional a la par" que es el hombre-, a los lenguajes de la imaginación, a la lucha secular, cruzada por reconciliaciones más o menos fugaces, entre la fantasía y la razón, o, en fin, a la crítica del desarrollismo a ultranza y de las calcinadoras consecuencias del dominio universal de una razón meramente calculadora en nombre de la "utopía concreta".

Consciente de que toda la situación o realidad histórica no se convierte en efectivo presente "nuestro" sino cuando en ella se funden tanto el pasado, del que inexorablemente viene, como el futuro, en cuanto despliegue de posibilidades que laten en su entraña, Carlos Paris toma el pulso al tiempo que hoy nos constituye elaborando en su obra una suerte de sociogénesis y psicogénesis de la conciencia humana de la Modernidad, atenta siempre a sus fundamentos materiales, a sus conflictos básicos y a sus perspectivas emancipatorias, traicionadas o no. Toda una arqueología, en fin, del presente "vivido". Y para ello recurre a tres grandes figuras o arquetipos: Odiseo, el primer ilustrado y protoburgués de acuerdo con la lectura, ya clásica, de la Escuela de Frankfurt, Don Quijote, el héroe ambiguo en el que la nostalgia del pasado y el anhelo de un mundo más justo se dan ardiente cita, y Fausto, el apasionado de la infinitud con el que la técnica se convierte en el nuevo horizonte mítico.

Tres frutos de la más alta imaginación literaria de nuestra cultura cuyo rico simbolismo desentraña Paris con gran originalidad, a la vez que, revitalizándolos, descifra sus casi infinitas posibilidades expresivas, nacidas de esa rara conjunción de concepto y carne que asociamos con sus nombres.

Una obra notable, sin duda.