Ensayo

Desaparecidos en la guerra de España(1936-?)

Rafael Torres

12 diciembre, 2002 01:00

La esfera. 304 págs. 19’5 euros. Ricardo Vinyes: Irredentas.las presas políticas y sus hijos. Temas de hoy. 288 págs., 18 euros

La memoria de la Guerra Civil y de la posguerra ha irrumpido ostensiblemente en el debate público. Hay preguntas pertinentes sobre a qué se debe tal fenómeno, a si hay intereses detrás o acerca de la conveniencia de que sea ahora cuando surja con todo vigor, cuestiones de carácter muy diferente.

Lo que es evidente es que detrás de todo esto aparece un pasado. Y de la elucidación de ese período histórico que comienza en la Guerra Civil, aportando datos para esa controversia, tratan los dos libros de esta reseña.

El trabajo de Rafael Torres constituye una recopilación de crónicas muy ágiles de varios episodios en el que se particularizan las diferentes formas en las que desaparecieron los protagonistas de uno y otro bando, desde lo niños del exilio, pasando por la feroz represión fascista, los muertos en combate o en hospitales, hasta las víctimas del terror revolucionario. Aunque hay un sesgo favorable a la izquierda, pues se matizan los excesos de los revolucionarios sin que se utilice igual patrón para los derechistas, el libro mantiene una objetividad que se antoja suficiente. Lo que no es de recibo es insistir en que la Transición fue un "pacto de amnesia". Todo lo contrario: precisamente fue la conciencia de ese pasado ominoso la que permitió que no fuera instrumentalizado por las fuerzas políticas en liza para sentar las bases de un futuro (palabra clave) democrático.

La obra escrita por Ricard Vinyes se distingue por su rigor histórico. Es un estudio sobre el sistema penitenciario franquista en el que se demuestra su carácter industrial, es decir, una organización que contó con unos medios y unos propósitos deliberados para anular de forma sistemática, en el caso que ocupa esta investigación, a las presas políticas a través de su liquidación como seres humanos, dotados de una dignidad que se significaba en su militancia política. En la demostración de que la consecución de los fines fueron un fiasco completo, juegan un papel fundamental las estrategias desarrolladas por las encarceladas. El sufrimiento causado no fue principalmente fruto de la maldad, sino de los objetivos de una organización que constituyó un universo carcelario que alcanzó incluso a las familias de las reclusas.

Es un acto de justicia impedir que los muertos del conflicto fratricida continúen ignominiosamente enterrados al lado de caminos, en tumbas improvisadas, o mantener marginadas a las víctimas de la represión. Darles una sepultura digna a unos y un reconocimiento expreso a las otras, es un deber que tenía que afrontar la democracia española. Simplemente por una cuestión de decencia.

La declaración del Congreso de los Diputados del pasado 20 de noviembre, con la condena del franquismo, ha venido a zanjar una cuestión moral que gravitaba sobre la actual derecha democrática española. Ahora le toca el turno a la izquierda, que sigue instalada en la lírica del antifranquismo: aquellas presas de las que habla Ricard Vinyes, casi todas comunistas, rendían tributo a un sistema y a una ideología más asesina que el franquismo.