Ensayo

Diario de un skin

Antonio Salas

27 febrero, 2003 01:00

Temas de Hoy. Madrid, 2003. 247 páginas, 16’60 euros

He aquí una muestra de verdadero periodismo de investigación, donde a un tema de interés se une el riesgo de la indagación y el desvelamiento de unas tramas que constituyen una amenaza pública ante la que la opinión y las autoridades deben tomar conciencia.

Antonio Salas, nombre supuesto bajo el que publica un valiente periodista, relata con estilo algo apresurado pero eficaz su inmersión en el ambiente de los skinheads. El testimonio tiene el valor de lo presencial (estuvo allí, en medio de las reuniones y acciones de terror callejero) y de lo documental (pues filmó con cámara oculta muchas de ellas, con grave riesgo para su integridad). La estancia durante un año en ese mundillo sórdido, algo que ningún otro ha llevado a cabo, proporciona una información impagable para la evaluación de las dimensiones reales del entorno violento de los skins, de sus relaciones con los clubes de fútbol y partidos de extrema derecha, vínculos que quedan fehacientemente demostrados, con nombres y apellidos, lugares y organizaciones.

Los pasos de la indagación se encaminaron inicialmente hacia la corriente skin, el más importante de los movimientos ultras por su capacidad de penetración social y efectivos: número, páginas en Internet, locales, publicaciones y grupos musicales. Explica el proceso de reclutamiento y concienciación a través de los atractivos que representan para tantos jóvenes la estética personal, la canalización de las actitudes rebeldes más elementales a través del odio y los mensajes simples, la música, los elementos contraculturales como el exotismo pagano, esotérico y ocultista... y, sobre todo, la consolidación del sentido de pertenencia a una tribu urbana que les protege e intimida a los demás, gene- rando autoestima y un sentido primario de superioridad.

A continuación el olfato de sabueso le lleva a ir verificando, uno a uno, los estrechos contactos entre ese movimiento y las peñas futbolísticas, las distribuidoras de propaganda nazi de todo tipo (libros, música, revistas...), los partidos de extrema derecha y las asociaciones culturales neonazis. Se trata, en suma, de enemigos declarados de la sociedad abierta, del mercado y del Estado de derecho, de los valores de libertad, pluralismo y convivencia en paz entre personas y culturas, todo lo cual es percibido por ellos como manifestación de debilidad y decadencia. En este capítulo, el antisemitismo es el sostén fundamental del análisis.

Un elemento central de las averiguaciones es que el autor desmonta el tópico de un grupo compuesto por personas de escaso poder adquisitivo y pocas luces. Al contrario, basta leer la entrevista que hace a Ramón B., el principal ideólogo, para constatar que hay personas con cerebro y elevada formación que mantienen estrategias sagaces a la espera de que los problemas de integración que puedan producirse a raíz del fenómeno inmigratorio, y la relación oportunista con la delincuencia que están dispuestos a establecer, den los frutos apetecidos.

Inicialmente, muy pocos dieron importancia a lo que se ha denominado kale borroka. Ahora sabemos que forman parte de los nuevos comandos del terrorismo nacionalista vasco que continúa asesinando. Esta es la mejor enseñanza de un libro que tiene visos de anticipar un futuro siniestro que esta vez procederá de la extrema derecha. Estamos a tiempo gracias a Antonio Salas.