Image: Diccionario filológico de literatura medieval

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Ensayo

Diccionario filológico de literatura medieval

C. Alvar y J. M. Lucía Megías

3 abril, 2003 02:00

F. 38 de las Cantigas de Santa María

Castalia, 2003. 1200 págs, 93 euros

La Escuela Filológica Española, que tan destacados servicios ha prestado al estudio de nuestras disciplinas humanísticas, no ha sido igualmente afortunada en lo relativo a crítica textual. Frente a lo que en este campo han realizado la Filología clásica y las medievales europeas, la incorporación de la nuestra a estas investigaciones ha sido tardía.

Como notan los autores de este libro, un trabajo tan "moderno" como el de A. Steiger (1964) sólo dedica 50 páginas a lo hispano. Estos fallos -¿por qué "perfectamente comprensibles"?; ¿tal vez por el recurso pidaliano a nuestra cultura como árbol de "frutos tardíos"?- fueron superados en buena medida por el Manual de crítica textual de A. Blecua (1983), en cuya bibliografía no parecen contribuciones significativas españolas. Alvar-Lucía Megías explican el fenómeno por la aparente creencia de nuestros filólogos en una tradición textual hispana basada en testimonios únicos.

Sea como fuere, este "desolador" panorama ha ido enriqueciéndose paulatinamente con aportaciones diversas -la falacia de la unicidad de testimonios fue demostrada por Ch. Faulhaber y A. Gómez Moreno en su Bibliography de 1984-. Las ediciones de textos medievales prestaban cada vez más atención al problema, a veces incluso de forma desmedida habida cuenta de los destinatarios de las mismas. Hoy disponemos, en fin, de acreditados manuales de investigación ecdótica: G. Orduna (2000), M. A. Pérez Priego (2001), P. Sánchez-Prieto Borja (1988), J. M. Lucía Megías (2002), P. Jauralde, D. Noguera y A. Rey (eds.): La edición de textos. Actas del I Congreso Internacional de Hispanistas del Siglo de Oro (1990) o las colecciones de Lecturas de crítica textual de Ollero & Ramos. En conjunto, nuestra investigación en este campo es ya altamente estimable, y cuenta con un número de estudiosos cada vez más amplio y de calidad, lo que no excluye la presencia de advenedizos que hay que castigar con el olvido.

El libro de Alvar-Lucía Megías supone un alto en el camino para sistematizar, describir, someter a crítica y catalogar el actual panorama ecdótico de nuestras letras medievales. En cuanto al campo de trabajo, acoge todos los manuscritos que conservamos de la época. En este sentido el libro ha sabido hacer frente a un difícil desafío. Su interés se acrecienta al integrar manuscritos perdidos, pero cuya existencia nos consta por testimonios fidedignos. Atendiendo al objeto formal del libro, éste recoge textos literarios e históricos, pero con exclusión, por lo general, de las traducciones. Su estructura se basa en la ordenación alfabética de autores, o de títulos, en el caso de las obras anónimas. Aquéllos aparecen acompañados de un estudio dedicado a cada una de sus obras conservadas. El total es un anchuroso panorama de millar y medio de testimonios sobre unas 300 obras y una cincuentena de autores.

Estamos ante un riguroso estudio para consulta de especialistas. Un ejemplo que nos hará comprender la arquitectura de los artículos del Diccionario. Con el número 79 aparecen las diez páginas dedicadas a Jorge Manrique. Tras una breve explicación general, se fija la atención en su obra poética (excluyendo por el momento las Coplas a la muerte de su padre) con un catálogo de diecisiete testimonios manuscritos y once impresos incunables o del siglo XVI. Tras unas observaciones aclaratorias esenciales, se describen y localizan, acompañados de un convincente estema de códices, trece manuscritos de dichas Coplas y quince impresos (cancioneros y pliegos sueltos, 10 glosas y 25 ejemplares conservados de testimonios concretos). El artículo termina con una triple bibliografía: ediciones, transmisión textual y bibliografías. El mismo paradigma, con las oportunas adaptaciones, se aplica a los demás artículos. Ni que decir tiene que estamos ante una obra indispensable para el estudio científico de nuestras letras medievales. Su carácter complexivo, su metodología, su riqueza de datos y su escrupulosa erudición le dotan de una solvencia plena. Los interrogantes y arcanos que encierra lo hacen a la vez una mina de posibles hallazgos apasionantes.