Image: Lo que dijo Nietzsche

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Ensayo

Lo que dijo Nietzsche

Mazzino Montinari

3 abril, 2003 02:00

Retrato de Nietzsche

Trad. de Enrique Lynch. Salamandra. Barcelona, 2003. 222 páginas, 12’90 euros

Durante la primera mitad del siglo pasado, el acceso a un pensamiento tan decisivo para entender la crisis de valores del mundo contemporáneo como el de Nietzsche estuvo seriamente dificultado por la tergiversación de sus textos realizada por su hermana y editora, Elisabeth, y la manipulación de sus ideas por parte del nazismo.

Fue la edición crítica de sus obras completas, emprendida en 1967 por Giorgio Colli y Mazzino Montinari, la que posibilitó el tipo de lectura más rigurosa desde un punto de vista histórico-filológico que se ha desarrollado en las últimas décadas.

De Colli (1917-1979), inquieto ensayista, fascinado, como el propio Nietzsche, por los muchos enigmas de la palabra, la remota sabiduría de los griegos presocráticos y el implacable verbo de Schopenhauer, disponíamos ya de varios textos suyos traducidos al castellano. De Montinari (1928-1986), su avezado discípulo, más inclinado que el maestro al quehacer meticuloso en los archivos y al rastreo de fuentes e influencias, nos llega ahora este libro, publicado originalmente en italiano en 1975, que nos permite apreciar también las excelencias de su labor como intérprete de Nietzsche. La versión castellana de Enrique Lynch traduce la edición de 1999, revisada y ampliada por Giuliano Campioni, digno heredero del trabajo de estos autores.

En la nota final, Campioni resume con acierto los méritos de este estudio introductorio, que combina la exposición de los principales avatares de la vida del filósofo con la de las distintas fases de su evolución intelectual: lejos de partir de la "leyenda Nietzsche", de groseras mitificaciones o burdas descalificaciones, Montinari se remonta directamente a los textos originales y a su contexto histórico, a fin de recobrar, en toda su problematicidad, el ímpetu antimetafísico y antidogmático del pensamiento nietzscheano. La manera en que aquí se analizan los grandes temas de su filosofía de madurez no se presta al tipo de diálogo esencial entre pensadores aislados en las cumbres del ser, tan caro al gusto de Heidegger, sino al examen de las deudas de Nietzsche con la cultura de su tiempo.

Su descubrimiento de lo griego dionisiaco se conecta a la tradición de la filología romántica alemana; su crítica de la metafísica, a la de filósofos postkantianos como Lange; su desenmascaramiento de la moral, a la herencia de los librepensadores franceses, cruzada con el positivismo de Paul Rée; su pensamiento del eterno retorno, a hipótesis científicas de la época; su anuncio del superhombre, a un aristocratismo del espíritu inspirado por la lectura de los clásicos griegos y poco complaciente con el militarismo pangermánico alentado en su época por Bismarck.

Todas estas son preciosas indicaciones de Montinari, que han seguido guiando algunos de los mejores desarrollos de la investigación nietzscheana y, a la vista de las cuales, no dejan de sorprender las muchas barbaridades que aún se propalan en nombre del filósofo. Pero no todos los nietzscheanos han leí do a Nietzsche. Y, mucho menos, en la edición Colli-Montinari.