Los diarios de Bagdad
Nuha Al-Radi
10 abril, 2003 02:00Nuha Al-Radi, pintora y ceramista iraquí, describe en un tono directo y sereno la realidad de una vida cercenada por el horror: "Ayer tuvimos una tormenta horrible: viento, cielo negro, lluvia, luego tormenta de arena anaranjada y otra vez lluvia y un viento furioso. En el huerto de Needles se desplomaron dos palmeras. Cayeron sobre nuestra valla y la echaron abajo" (pág. 71).
Enterrados en vida, seres insomnes de una interminable noche, "sin más pecado que el de existir" (pág. 215), los ciudadanos iraquíes sobreviven desde hace años a algo peor que cualquier pesadilla. Tiranizados y utilizados sin el menor escrúpulo por los poderosos, convertidos en espectáculo mediático, se han visto obligados a desarrollar una tenaz resistencia espiritual. Al-Radi muestra en su diario que no ha perdido el sentido del humor ("He iniciado una nueva guerra, una guerra contra los caracoles", pág. 82), ni la necesaria objetividad para no caer en un maniqueísmo tan extendido como simplista. Con un sentimiento fraterno con los que sufren, en defensa del débil, libra su particular batalla en defensa de la tolerancia y de la dignidad humana. Como lector aterrado ante la barbarie, pienso que el principal valor de este libro, a pesar de algunas afirmaciones políticas que no suscribo (por ejemplo el apoyo a Hezbolá en la pág. 258), consiste en plantear el problema con el que nos enfrentamos en los términos de un auténtico problema de conciencia.