Image: Julián Besteiro. Nadar contra corriente

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Ensayo

Julián Besteiro. Nadar contra corriente

Patricio de Blas Zabaleta y Eva de Blas

24 abril, 2003 02:00

Julián Besteiro, por Grau Santos

Algaba. Madrid, 2003. 477 páginas, 23’44 euros

Julio Caro Baroja, entre otros, nos ha recordado, en la conocida crónica de su familia, una copla de Lorca, tan zumbona como cariñosa, con la que éste pretendía hacer una semblanza del talante socialista de Fernando de los Ríos: "Viva don Fernando,/barbas de santo,/padre del socialismo/de guante blanco./ Besteiro es elegante,/ pero no tanto".

La comparación era pertinente porque, además de socialistas, ambos se habían formado en los ambientes de la Institución Libre de Enseñanza, pero también parecía algo inclinada a favor del político rondeño porque no son pocos los que opinan -entre ellos Madariaga y Ricardo Gullón- que la elegancia de Julián Besteiro era difícilmente superable.

A este elegante Besteiro han dedicado su atención Patricio y Eva de Blas con una agradable biografía en la que han preferido los aspectos más humanos del personaje que son, fundamentalmente, los anteriores a su militancia en el PSOE, al que se incorporó en 1912, tras el periodo de reflexión que significó su estancia en Alemania durante los años anteriores. Besteiro abandonó entonces unos años de militancia republicana, casi todos ellos en Toledo, en los que alcanzó su más pleno sentido la divisa personal de nadar contra corriente, que los autores han tomado como subtítulo del volumen.

El interés de esta bibliografía debe mucho también a la movilización de unas fuentes documentales muy ricas, que deberían haber sido citadas con una mayor precisión, y que no estuvieron a disposición de biógrafos anteriores como Andrés Saborit, su compañero de luchas políticas. En ellas aparece el Besteiro privado, fundamentalmente a través de las cartas con su mujer Dolores Cebrián, de las que ya conocíamos las últimas, editadas por Carmen de Zulueta. También usan los autores una rica documentación procedente de los fondos de la Institución Libre de Enseñanza, a cuyas aulas se incorporó Besteiro a poco de fundarse ésta.

Besteiro se movió entre Francisco Giner y Pablo Iglesias, dos figuras señeras entre los protagonistas de las propuestas de transformación que se experimentaron en la España de finales del siglo XIX y comienzos del XX y, de hecho, es el personaje que mejor puede encarnar el intento de hacer compatible las actitudes institucionistas -inspiradas de forma cada vez más tenue por el idealismo krausista- y un marxismo revisionista inspirado por las teorías de Karl Kaustky. Tarea nada fácil pese a la exultación ingenua que, durante el entierro de Pablo Iglesias, en diciembre de 1925, expresara en voz alta el otro elegante del comienzo de estas líneas, Fernando de los Ríos, de militancia socialista más tardía como tardía fue también su entrada en contacto con la Institución, hacia 1895, cuando estaba a punto de iniciar los estudios universitarios.

Besteiro, que era catedrático de Lógica de la Universidad de Madrid desde pocos meses antes de incorporarse al PSOE, resolvió estos problemas de compaginación con una cierta rigidez doctrinal que le llevó a estar en una posición incómoda dentro del partido a partir de 1930, cuando se ponía en marcha la conspiración que habría de precipitar la proclamación de la II República. En ella fue Presidente de las Cortes Constituyentes. Durante la guerra civil permaneció en Madrid para terminar estrechamente ligado a los sufrimientos de sus paisanos. Fue, tal vez, la personalidad política de mayor relieve que cayó en las manos de las tropas franquistas al caer Madrid. Encarcelado, tuvo que vivir una humillante experiencia de persecución -en la que los autores recobran el pulso dramático de la narración- que se cerraría en la cárcel de Carmona el 27 de septiembre de 1940.