Image: El lenguaje de las crónicas deportivas

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Ensayo

El lenguaje de las crónicas deportivas

Néstor Hernández Alonso

1 mayo, 2003 02:00

Fotografía de Ana Busto

Cátedra. Madrid, 2003, 166 páginas, 9 euros

El deporte se ha convertido hoy en una fuente de cultura popular. Con el cine y la música juvenil constituye un trío de genuinas artes masivas.

Sin embargo, la popularidad del deporte es menos espontánea de lo que se cree: desde su adaptación a verdadero espectáculo de masas -hace unos cien años- pueden rastrearse los intereses gubernamentales, comerciales y políticos que subyacen en el proceso de hacer que el deporte nos atraiga muchísimo y, por eso mismo, mueva considerables sumas de dinero e influencias.
Es comprensible que el estudio del lenguaje del deporte haya despertado atención. La novedad del libro de Hernández Alonso estriba en que no sólo estudia el componente lingöístico de la información deportiva, sino sus derivaciones sociales: "El lenguaje de las crónicas deportivas ha pretendido acercar este mundo tan especial e influyente a cualquier aficionado desde la lengua, especialmente, pero sin rechazar la sociología o la psicología", en palabras del autor. Así como quedamos informados de la "gramática" del lenguaje del deporte, quedamos informados de mucho más: el complejo entramado social por donde esa gramática se distribuye.

En sí mismo, el lenguaje del deporte puede caracterizarse como un lenguaje especial más, es decir, una selección de posibilidades expresivas de la lengua orientada a un fin concreto. Lo que ocurre es que la frontera entre lengua común y lengua especial no es inamovible, de ahí que el lenguaje del deporte adopte usos lingöísticos corrientes y, a su vez, preste los suyos a la lengua común (en la expresión casarse de penalti, por ejemplo). El lenguaje del deporte suele ser ágil y, como está dominado por la urgencia de nombrar novedades, absorbe muchos préstamos más o menos adaptados a nuestra lengua (fútbol, linier, tenis, golf, basket, set, windsurf, catenaccio...) o utiliza con generosidad procedimientos como la composición o derivación que resultan muy expresivos (etapa rompepiernas, superclase, chutazo). Algo similar puede decirse de la sintaxis y el estilo general con que se redacta la crónica deportiva: simplicidad, información precisa, carácter descriptivo, por supuesto, mucha emotividad y, a veces, pasión desatada. No en vano Lázaro Carreter considera que el deporte ha sustituido, a su modo, los usos de la antigua épica también en el lenguaje. Compárese la proeza del futbolista que se describe en el As: "Cogía el balón y agachaba la cabeza y se iba por la banda y nadie le paraba" con la del guerrero del Cantar de Mío Cid: "Sube al caballo Minaya, lleva la espada en la mano; por en medio de las huestes bravamente va luchando. A todos cuantos alcanza sin vida los va dejando". De donde se deduce que los actuales cracks tienen menos exigencias que los de hace mil años.