Image: Cara y cruz de la Historia

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Ensayo

Cara y cruz de la Historia

Alfonso XIII, Azaña, Franco y Juan de Borbón

22 mayo, 2003 02:00

Alfonso XIII, Azaña, Franco y Juan de Borbón

A. Osorio y G. Cardona: Alfonso XIII. 230 pp. F. Morán y J. Velarde: Azaña. 230 pp. A. Palomino y P. Preston: Franco. 324 pp. J. M. Zavala y A. Duque: Juan de Borbón, 256 pp. Ediciones B. Col. Cara

Parece innegable que la biografía histórica sigue en boga en el mercado español del libro, a pesar de que, desgraciadamente, los resultados no estén siempre a la altura de las expectativas sugeridas por esa demanda incesante.

Incluso a los historiadores más ágrafos, vagos y conformistas -circunstancias que, por lo demás, no impiden tener espíritu crítico y saber discernir lo que es malo- no se les escapa, por ejemplo, el hecho de la escasa calidad que tuvieron algunos de los libros publicados con ocasión del centenario del inicio del reinado de Alfonso XIII. No es extraño, por eso, que sea esta figura la que abre una serie de ensayos biográficos con los que, mediante la presentación conjunta de las visiones encontradas de dos autores, Ediciones B pretende ofrecer los claroscuros de diversos personajes en la esperanza de que el lector podrá decidir dónde reside la verdad del biografiado. A la colección se le ha dado el significativo nombre de "Cara y Cruz".

Los cinco primeros volúmenes publicados, que tratan de dar la imagen de otras tantas figuras decisivas del siglo XX español, no tienen una estructura excesivamente homogénea, pero todos ellos se abren con una pormenorizada cronología de los años que vivió cada personaje, seguida de los textos de visiones contrapuestas, separados por una serie de fotografías en las que abundan las repeticiones entre los diferentes volúmenes. Los autores son, en su mayoría, historiadores de oficio o periodistas, a los que se añaden políticos relevantes que son habituales de los medios literarios. Su forma de abordar los personajes es muy variada y mientras que en algunos casos asistimos a discursos planos y previsibles de un marcado positivismo (el Alfonso XIII de Osorio y Cardona; Zavala, sobre don Juan de Borbón), en otros encontramos lecturas tan personales como sugerentes del personaje (el Azaña de Morán y Velarde), o enfrentamientos que se aproximan a lo tumultuario (Palomino y Preston en torno a Franco). Tampoco faltan quienes ponen un considerable elemento personal -muy interesante- en sus testimonios o quien se distancia tanto del personaje que da a su ensayo un cierto tono apodíctico.

En el fondo de esta empresa editorial late el afán, ampliamente compartido, de alcanzar una Verdad histórica -con mayúscula- que muchos lectores ingenuos echan en falta en los relatos de los historiadores, y de que tal vez podría alcanzarse un "mejor conocimiento" con las visiones contrastadas que en esta colección se van a ofrecer en torno a una selección de veinte personalidades que el editor, Rafael Borrás, ha juzgado decisivas para la comprensión del siglo XX español. También es verdad que la pura contraposición de estos testimonios podría operar en el sentido contrario y convencer a los lectores más avisados de que es casi imposible llegar al conocimiento exhaustivo de ningún ser humano. Ya Unamuno advirtió -en una carta que escribió a Ortega y Gasset en 1919- "que el hombre que llegase a comprender a otro sabría toda la historia que hay que saber".

Muchos historiadores estamos más cerca de esta opinión y, por decirlo muy simplemente, no porque creamos que sea imposible el acceso a la verdad histórica sino por la dificultad -casi imposibilidad- de reflejar todos los matices de ella. En cualquier caso, eso no quiere decir que la empresa acometida por la colección "Cara y Cruz" sea desdeñable. Muy al contrario. En los volúmenes hasta ahora aparecidos hay mucha inteligencia de los autores y mucha calidad literaria al servicio de la empresa que se han propuesto.

Alfonso XIII. Alfonso Osorio y Gabriel Cardona hacen gala de su buena formación académica en las visiones encontradas que ofrecen sobre Alfonso XIII y que más bien habría que describirlas como realizadas desde diferente perspectiva. La de Osorio -que une a su preparación jurídica una intensa experiencia política- la aproximación al personaje se hace con un fuerte componente afectivo -desde sus recuerdos de la infancia- y hace, como era de esperar en él, una lectura inteligente de testimonios bien conocidos que acreditan su buena orientación como lector y le llevan a dejar una imagen benévola hacia Alfonso XIII, especialmente en la crítica coyuntura de la aceptación de la dictadura de Primo de Rivera. Gabriel Cardona por su parte, como buen historiador de profesión que es, utiliza un aparato crítico mucho más rico y nos presenta un Alfonso XIII de contrastes más vivos y, en opinión del autor, responsable del definitivo fracaso de la Restauración por su acusado sentido militarista y sus débiles convicciones liberales.

Manuel Azaña. La figura de Azaña, una de las personalidades más expuestas a los embates del moderno revisionismo historiográfico, ha tenido la suerte de contar con dos intelectuales de probada calidad aunque de preparación académica bien distinta. Fernando Morán, ex ministro socialista y diplomático, construye su ensayo sobre Azaña a partir de la caracterización como "inte- lectual liberal y burgués" que el político alcalaíno hiciera de sí mismo en unas declaraciones periodísticas de 1932. A partir de esos caracteres Morán analiza inteligentemente la trayectoria de un autor de más éxito que lo que parece sugerir la maledicencia unamuniana ("un escritor sin lectores") y un político que tuvo la oportunidad de traducir sus prolongados estudios en una obra de Estado de carácter reformista que, sin embargo, es juzgada con dureza en el análisis contrapuesto que ofrece Juan Velarde, uno de los grandes maestros del pensamiento económico español contemporáneo. Para Velarde, las deficiencias de la formación económica de Azaña y su falta de atención a las cuestiones internacionales perjudicaron decisiva- mente su acción como estadista. Todo ello precedido de un apasionante testimonio personal.

Franco. El volumen dedicado a Franco es, con mucho, el más polémico y enconado de los que aquí se reseñan. ángel Palomino ha puesto desenfado y su peculiar sentido del humor para ofrecer una imagen rotunda del personaje que lo recupere de la que han construido los historiadores profesionales y, muy especialmente, su antagonista en este volumen: Paul Preston. Palomino se centra en la guerra civil e insiste en la visión de un Franco como campeón del anticomunismo a la vez que rechaza con rotundidad su caracterización como un simple dictador. Preston, autor de una espléndida biografía sobre Franco, reitera la imagen de un personaje ambicioso y mezquino muy alejado del gran estratega militar, y del hábil gestor de la política internacional que los franquistas han querido presentar. Es posible que Preston se haya tomado excesivamente a pecho su papel de atacante del personaje, que deriva, desde los mismos títulos de los capítulos, en una visión excesivamente maniquea del anterior jefe del Estado.

Don Juan de Borbón. La quinta entrega está dedicada a don Juan de Borbón, que, sin haber llegado a reinar, constiuye el eslabón de la actual Monarquía española con la que existió hasta el año 1931. La visión favorable del personaje la ofrece José María Zavala, un periodista especializado en la familia real que entiende que don Juan, pese a que no ocupara nunca el trono, pudo morir con la satisfacción de ver instaurada la Monarquía democrática en España. No se puede decir, por lo demás, que sea excesivamente crítica la visión alternativa de Aquilino Duque, que aprovecha para elaborar unas memorias políticas llenas de ocurrencia e interés.

Hacer referencia más detallada a lo que son ocho trabajos de una extraordinaria personalidad es tarea que escapa de las posibilidades de una reseña de estas características pero el lector puede estar seguro de que, cualquiera que sea el personaje que le interese, en estos ensayos va a encontrar visiones originales -muy personales, a veces; inteligentes casi siempre- que no defraudarán a cuantos siguen interesados por el género biográfico.