Ensayo

El cerebro en evolución

John Morgan Llaman

5 junio, 2003 02:00

Ariel. Barcelona, 2003. 244 páginas, 40 euros

Este libro ofrece una panorámica bien documentada acerca de la evolución del cerebro. En este sentido son bienvenidos todos los esfuerzos que nos faciliten entender el origen de lo que sin duda alguna es la sede de nuestra humanidad, y esa es el cerebro.

Yo creo que muy pocos dudan ya que nuestro cerebro es el producto de la evolución biológica y que este en particular es el logro obtenido tras mas de 500 millones de años de constantes cambios y recambios azarosos determinados por un medio ambiente tan enigmático como profundamente desconocido. Este libro trata de ese proceso.

Libro magníficamente editado con laminas en color que lo hacen muy atractivo y ello ayuda a que pueda alcanzar un público no sólo versado y especializado en ciencias del Cerebro sino en general culto e interesado en estos temas. Hay que resaltar, sin embargo, que no se trata de un libro de divulgación y que requiere tener una base y conocer algo del lenguaje y la terminología de las Neurociencias y la Conducta ademas de tener un cierto bagaje conceptual para alcanzar plenamente todo su contenido.

Este libro oferta reflexiones acerca de ese salto, realmente oscuro, evolutivamente hablando, que va desde los reptiles a los mamíferos con un aumento relativo del peso del cerebro y la adquisición de muchas funciones nuevas como el control de la temperatura corporal o los patrones completos de sueño. Y también, basado en estudios hechos en primates, acerca del tamaño del cerebro y la longevidad. A mayor tamaño del cerebro mayor longevidad. Todo ello es altamente ilustrativo e interesante.

Y no lo es menos la documentada ilustración de cómo las vocalizaciones de los primates, hasta alcanzar el lenguaje en el ser humano, son un vehículo poderoso para aumentar la supervivencia de la especie.

Hasta aquí todo positivo. No me resisto, sin embargo, a hacer dos criticas al libro. Una científica. La otra lingöística. La primera está en relacion y tomando como ejemplo los centros clásicos del lenguaje, es decir, las areas de Broca y Wernicke. Quiero resaltar que aquí el autor ha simplificado la realidad. No existen los centros del lenguaje o del habla como no existen los centros del hambre o del placer. El lenguaje humano implica multiples circuitos en amplias zonas de la corteza cerebral y tambien areas subcorticales como los ganglios basales. Cuanto acabo de mencionar son funciones que no se encuentran localizadas en un "sitio" ni en "lugar" alguno y que refiera a una anatomía concreta del cerebro. La función está propiamente en los códigos que, en clave de tiempo, emplean los circuitos situados y distribuidos a lo largo y ancho del cerebro. En resumen, la función está más en el tiempo que en el espacio. La otra crítica refiere a la utilización de palabras inglesas como "arousal", "input" y "output" repetidas y sin traducir en el texto. Habiendo términos en español, capaces de expresar esos conceptos, tales términos deben ser traducidos.

Con todo tengo que decir que la Colección Ariel Neurociencia y el coraje de su editor al crear esta sección editorial debe recibir un aplauso de quienes entendemos está realizando una labor extraordinaria en pro de las Neurociencias cuyas nuevas perspectivas poco a poco van introduciendo en nuestra sociedad su significado humano alcanzando ya no sólo a la psicología, sociología y filosofia sino a la propia religión.