Contra Franco (1968-1978)
Rosa Pereda
12 junio, 2003 02:00Rosa Pereda. Foto: M. R.
La bibliografía sobre el tardofranquismo (Umbral) y la transición democrática amenaza con superar la ya inabarcable relación de títulos que produjo nuestra última guerra civil.La proximidad de los hechos no es óbice, mas bien parece un acicate, para que se fragöen sugestivas disquisiciones sobre la memoria y el olvido, historias oficiales e historias menudas, análisis políticos y sociológicos, retratos culturales y reconstrucciones noveladas. Bien es verdad que estos testimonios escritos no son más que el reflejo, en el campo de la edición, de un fenómeno más amplio: una necesidad, muy extendida en la sociedad española, de mirarse en su pasado reciente, como delatan series televisivas de gran audiencia, películas, exposiciones o recopilaciones musicales.
La autora de este libro se ampara en una no desdeñable razón para explicar esa persistente remembranza y, de paso, justificar su propia contribución. La entonces joven demo- cracia española, aduce, siguió demasiado al pie de la letra aquel verso de Gimferrer: "Si pierdo la memoria, qué pureza". Es, pues, ocasión para recuperar lo que antaño, conscientemente, quiso dejarse arrumbado. Por decirlo en términos de aquel momento, abrir el baúl de los recuerdos para desempolvar planteamientos e ideales que parecen menos apolillados de lo que a priori podría suponerse. éste es el espíritu que anima a Rosa Pereda y es también el sustrato esperanzado de unas páginas que pretenden reflejar las luchas, desvelos, horizontes y contradicciones de una generación (que es la de la autora) que creyó poder cambiar el mundo. Aunque arranca este pequeño ensayo con el famoso mayo francés y termina con la aprobación del texto constitucional español, los diversos capítulos del libro están ordenados más temática que cronológicamente. Se pretende abarcar de manera coherente aspectos tan variopintos como las discusiones políticas en sus diversas variantes marxistas, el ambiente universitario y sus popes (de Beauvoir a Lacan), el "uniforme" de los progres del momento (del tabardo a las chirucas), lo que se veía ("arte y ensayo") y se escuchaba (de Ravi Shankar a Raimon), la píldora y la revolución de las prácticas sexuales, etc.
La mera relación indica a las claras que donde más cómodamente se instala la autora es en la descripción de vivencias cotidianas y mentalidades. Desde esta óptica, a ras de tierra, se termina trazando un revelador cuadro de costumbres, un retrato superficial y amable que se detiene justo en las fronteras de lo complaciente. Lejos, pues, de una aproximación aséptica o académica a un determinado lapso (1968-1978), el lector se encontrará ante una recreación personal, casi intimista, que no excluye la ironía para contrarrestar el apasionamiento. Aun así, Rosa Pereda expresa un sentimiento de orgullo y dignidad al mirarse en aquellos años: no en vano fue "la época más estimulante de nuestras vidas".