Raúl del Pozo. Foto: M.R.

Alfonso Guerra, "Pierrot sin gorguera", bautizó a Zapatero como Bambi. Raúl del Pozo nos demuestra en este libro de retratos de aristócratas, políticos y "otros dioses menores" que domina el arte de "bautizar" mejor que Guerra. No se queda en comparaciones socarronas.

EN cada artículo consigue forjar una frase redonda para el personaje escogido. Según su aguda prosa, Jaime de Marichalar pasará a la historia por los pantalones que le hicieron "nalgas de pescadera" y los Grimaldi de Mónaco son una "familia-ruleta". Sobre la aristocracia escribe el periodista de izquierda con la pluma siempre ávida de sangre, y con ironía brutal denuncia modas sociales. Un nihilismo razonado y poético impregna a este autor bien informado y formado en la calle y en los libros, que nos trae anécdotas sabrosas (el encuentro entre Faulkner y Clark Gable) y cita La Ilíada lo mismo para especular sobre qué leen los políticos, que para elevar altos brindis por la belleza de Claudia Schiffer.

Pocas veces el resabio de clase social ha dado tan certeros diagnósticos, a la vez que perversos: Almodóvar se lleva una tunda por divo, Ana Torroja es "la pija que canta con el clítoris" y Bosé hace pop-basura. Confieso acatar más por experiencia que por fe su sentencia dictada a los pies de Bárbara Rey, la gacela: "ahora la femme fatale es murciana". Para sus colegas está benévolo, sin dejación de agudeza: a Umbral el reconocimiento oficial no lo ha degradado, Saramago es un campesino ilustrado, Arrabal un jugador de ajedrez que cree en la Virgen María, a Carmen Rigalt la ama y la defiende, y a Campos la ve menos maruja que a Anne Igartiburu, pero claro, a Campos nunca nos la encontraremos desnuda con una concha en el pubis, en un calendario. Este amante de Homero sabe ser lírico y épico para los elogios. Cortés tuvo en su mano la rosa azul de Naomi Campbell y Carmen Sevilla "ha hecho del Alzheimer un estilo". Satírico o pindárico, Del Pozo esculpe una memorable galería de bustos que han hecho época. Concluye con una colección de obituarios: los de Cela, Carlos Cano, Alberti, Rabal, Lola Flores (John Wayne con bata de cola), Dominguín. Sí, Raúl del Pozo es un clásico.