Image: Almanzor

Image: Almanzor

Ensayo

Almanzor

Laura Bariani

2 octubre, 2003 02:00

Almanzor ataca el Monasterio de Suso (1202)

Nerea. San Sebastián, 2003. 304 páginas, 23 euros

A pesar de la existencia de algunas figuras egregias, el arabismo no ha abundado entre nuestros medievalistas, por lo que una parte importante de la historia de España se ha conocido "desde fuera", a partir de las crónicas imprecisas y deformadas.

Así, dos siglos después de los hechos que relataba, el obispo Lucas de Tuy hacía concluir con una severa derrota en Calatañazor -de dudosa rea-lidad histórica- la peripecia guerrera de quien durante un cuarto de siglo fue azote de los cristianos, después de lo cual murió y fue sepultado en los infiernos.

Estas y otras referencias "cristianizadas", como la alusión a la pérdida del tambor, constituyen buena parte de los conocimientos habituales sobre Almanzor, por lo que es de agradecer el interés de Laura Bariani por su figura. Basada en una sólida formación en la historia, la lengua y la cultura islámica, la historia- dora italiana vinculada al Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha desarrollado una profunda investigación, que analiza minuciosamente las fuentes árabo-anda- lusies, las cristianas y la abundante bibliografía disponible. El resultado final es un libro que nos acerca bastante al personaje, a pesar de las dudas inevitables ocasionadas por la escasez e imprecisión de las fuentes de hace un milenio, pues Almanzor murió en el año 1002 según el computo cristiano, 392 de la era islámica.

Almanzor, castellanización del término árabe al-Mansur (el Victorioso), vivió en la segunda mitad del siglo X, época que contempló el final de la vida del primer califa de Córdoba, Abderramán III, el reinado de su hijo al-Hakam II (961-976), y buena parte del larguísimo periodo presidido por el hijo de éste, Hisam II. La época del califato cordobés, fundado por Abderramán en el año 929, contempló el periodo de máximo esplendor político, económico, cultural y artístico de la historia de al-Andalus. La débil personalidad de Hisam II posibilitó la llegada al poder de Almanzor quien, con la complicidad inicial de Subh, la ambiciosa madre del califa, llegaría a ocupar los principales cargos políticos y militares, ejerciendo un poder omnímodo que pasaba por la eliminación de posibles competidores y enemigos. La base de su prestigio -y la prueba del apoyo divino- fueron sus múltiples y victorio- sas campañas guerreras contra los cristianos del norte, con acciones tan destacadas como la destrucción de Barcelona, o la de Santiago de Compostela. Aunque no todas sus empresas bélicas estuvieran acompañadas por el éxito y sufriera conjuras y alianzas en su contra -sobre todo la de su hijo mayor, a quien mandaría ejecutar- durante el cuarto de siglo que gobernó el califato se impuso a los reinos cristianos. La entrega en matrimonio de una de las hijas de Sancho Abarca de Navarra, o la de Teresa, hija de Bermudo de León, prueban la humillación de éstos.

La ineptitud del califa y el poder de Almanzor hicieron que, a su muerte, el gobierno del califato recayera en los hijos de éste, lo que ha permitido hablar del periodo amiríe. Al cabo, la destitución de Hisam II (1009) daría paso a la descomposición del califato y la disgregación de los reinos de taifas, que puso fin al periodo culminante en la historia de la España musulmana.