Image: La Mennulara

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Ensayo

La Mennulara

Simonetta Agnello Hornby

13 noviembre, 2003 01:00

Simonetta Agnello Hornby. Foto: Archivo

Trad. Carlos Gumpert. Tusquets, 2003. 321 págs, 16 e.

La novela social y la novela policíaca se funden a veces, generando un tipo de relatos donde la intriga se mezcla con el estudio psicológico y la descripción de ambientes.

Los libros de Donna Leon o Eugenio Fuentes responden a este planteamiento, logrando imprimir a sus narraciones la profundidad que en ocasiones se echa de menos en otros autores, cuya prioridad es mantener la expectación del lector. La siciliana Simonetta Agnello Hornby, que debuta con esta novela, ha reunido en La Mennulara la crónica de esa Italia rural que identifica tradición y prejuicios con una leve trama policíaca, donde se muestra la connivencia entre el poder político y los intereses mafiosos. La combinación ha producido una historia que, sin grandes ambiciones, corrobora la fuerza de la literatura para explicar las motivaciones humanas, recreando esos conflictos que surgen en sociedades incapaces de adaptarse a los cambios, sin provocar un enorme sufrimiento.

Las mennularas son las mujeres que trabajan en el campo, realizando esas durísimas tareas que hoy se reserva a los inmigrantes. Maria Rosalia Inzerillo no logrará desprenderse de ese apodo, aunque sus faenas en los campos de Roccacolomba sólo se corresponden con sus primeros trece años, hasta que una terrible experiencia determinará que se convierta en criada de la familia Alfallipe. Su extraordinario carácter la transformará en la administradora del patrimonio familiar, otorgándole un protagonismo insólito en una mujer de orígenes humildes. Sólo su talento librará a los Alfallipe, pequeña aristocracia rural, de la ruina económica. Su muerte congregará a los hijos de sus antiguos amos, despertando el asombro de sus convecinos, que nunca comprendieron su creciente influencia. La asistencia de un jefe mafioso a su funeral y una serie de incidentes que pretenden intimidar a los que vituperan a la Mennulara o se resisten a cumplir sus últimas voluntades pondrán de manifiesto que la difunta era algo más que una criada.

Los personajes de Hornby no pueden sustraerse a la opresiva atmósfera de una sociedad opuesta a cualquier transformación que se aleje de la costumbre. Las mujeres de Roccacolomba no cuestionan la sumisión al marido y los pobres aceptan su destino de humillados y ofendidos, con la misma fatalidad que la ruina de las cosechas por efecto de los temporales. Sólo la Mennulara se rebela contra la brutalidad masculina, logrando hasta el respeto del capo local. Al contemplar la decadencia de los Alfallipe, es inevitable recordar a Lampedusa, pero en este caso lo que predomina es la rabia de las criadas de Genet, que sueñan con la desgracia de sus amos. El desconocimiento de los más próximos sólo confirmará que la promiscuidad impuesta por las estrechas calles de Roccacolomba puede coexistir con la incomprensión más irreductible.

Novela prometedora, La Mennulara despierta una legítima expectación sobre la escritura de Simmonetta Agnello Hornby.