Eduardo Subirats. Foto: Mercedes Rodríguez

En estos doce artículos Eduardo Subirats, nacido en Barcelona en 1947 y actualmente profesor en la Universidad de Nueva York, asola la cultura española en todas sus dimensiones. Apoyándose en el final de la Reconquista y el descubrimiento de América en 1492, Subirats hace un recorrido a través de la historia de España en el que salvo algunos puntos aislados de luz todo es error y negrura.

Subirats, que es presentado en la contraportada como "el crítico más implacable" de la cultura hispánica, no especifica lamentablemente ni fechas ni lugares de edición de sus artículos. El penúltimo, "De la transición al espectáculo", es un texto semejante al publicado por Subirats como uno de los capítulos de Intransiciones, volumen compilado por él mismo y editado por Biblioteca Nueva en 2002.

Desde la introducción a este volumen Subirats es claro y preciso. Su propósito es, en primer lugar, presentar el descubrimiento de América como la continuación de la Reconquista. Esta no sería otra cosa que "un largo proceso de destrucción de lenguas, cultos religiosos y formas de vida de hispanomusulmanes e hispanojudíos, a lo largo de una ocupación territorial, a la vez militar y religiosa, concebida a partir del siglo XIII como una cruzada". En lo que Subirats denomina "el proceso colonizador del Nuevo Mundo" los españoles habrían cometido todo tipo de tropelías. Una de las que recoge es la ejecución en Perú de Tupac Amaru y sus próximos: se les arrancó la lengua y se utilizó el garrote vil para terminar con sus vidas. Esta expresión de lo que Subirats denomina "la legendaria crueldad hispana" supondría una ilustración más del genocidio cometido por portugueses y, sobre todo, españoles a lo largo y ancho de la América Iberoamericana. No menciona el autor trabajos como el de Ricardo García Cárcel, La leyenda negra. Historia y opinión (Alianza, 1992), en los que se señala que la coerción religiosa y la violencia física y moral de los españoles no era más terrible que la marcada como aceptable por el horizonte moral y jurídico de la época.

El segundo propósito de Subirats es resaltar la pobreza de la Ilustración española. Tras el fracaso liberal la modernidad queda en España sin sustento. Uno de los escasos intelectuales que mantienen un espíritu crítico a la altura de Europa es José María Blanco White (Sevilla, 1790) que desde el Reino Unido escribe una de las obras más críticas con la España de su tiempo. Las páginas en torno a Blanco White son las que tienen un tono más reposado y son las más matizadas del volumen.

En tercer lugar Subirats se ocupa de la decadencia de España. El décimo de estos artículos comienza así: "Hablar sobre el ensayo español del siglo XX quiere decir tratar del "tema de España". Es cierto, en la generación del desastre colonial, la de 1898, en la de Ortega y Gasset de 1914 y en la de la Guerra Civil de 1936 existe un tremendo pesimismo sobre España y los españoles en relación con Europa. En las páginas dedicadas al "tema de España", Subirats reflexiona sobre la obra de las grandes figuras de dichas generaciones: Ganivet, Costa, Unamunu, Azorín, Ortega, Claudio Sánchez Albornoz y, sobre todo, Américo Castro.

Por último, Subirats encara la Transición como la continuación de una España rancia, nacional católica y casposa nutrida con una intelectualidad que, incapaz de recuperar la memoria histórica, lo convierte todo en banal y mediático. El autor escribe por añadidura que con la cabeza metida en el pesebre institucional, el pensamiento español, con escasas excepciones , es una ruina capaz únicamente de organizar un espectáculo tan bufo como el de "la movida". Sin duda alguna, la distancia con la que ha visto Subirats el proceso democratizador en España, le aleja también de la realidad. Esta visión de los últimos cinco siglos de historia y cultura española está empedrada con juicios sobre sus protagonistas tan destemplados que hacen de Subirats un destacado actor del "Ruedo Ibérico".