Jesús Palacios. Foto: Paco Torrente

Jesús Palacios demuestra ser un verdadero vampiro de fuentes y tradiciones olvidadas, un exprimidor de hematíes y leucocitos dispersos en nombres propios y disciplinas que en principio no imaginamos vinculados a lo Oculto.

Desde el infierno, título que homenajea ese cómic clásico de Alan Moore, From Hell, reúne artículos publicados en revistas, en especial en Más Allá. Javier Sierra llama a Palacios en el prólogo, "peculiar unabomber". Será porque Palacios denuncia "el desinterés ágrafo por lo mágico y esotérico" de nuestra crítica literaria. Según Palacios lo Oculto ha jugado un papel importante en España y su cultura moderna, y su consideración puede resultar iluminadora. Igual que Blake, Bulwer Lytton, Poe, Yeats o Conan Doyle se interesaron por las filosofías esotéricas, nuestros escritores de la época evidencian el mismo interés en sus obras. Valle Inclán, Baroja o Verdaguer son ejemplos. La erudición y el manejo de datos de Palacios resulta sorprendente, tanto en el campo del cine como en el de la literatura o el cómic. En este "amable ajuste de cuentas", el autor ilustra lo pertinente que es reivindicar la atención sobre el lado oscuro.

Es un hecho que el hombre de la calle está más familiarizado con Charlie Manson que con Walter Bejamin, y ha leído mucho más a Tolkien que a Baudrillard. Kandinsky Mondrian o Pollock crearon una obra penetrada de significados místicos. Palacios descubre la relación entre escritores de best-sellers y el "infierno". Nos desmiente las leyendas negras sobre presuntas sociedades secretas dedicadas a macabros rituales en Inglaterra. Nos ambienta en la atmósfera victoriana. Bucea tras los pasos del Golem, que inicia camino en el relato del rabino Lüw en Praga, a la sombra de una cábala que se extiende sobre Jan Neruda, Kafka, Leo Perutz, Bashevis Singer, el dibujante Kubin, o Capek, pionero de la ciencia ficción europea y creador del vocablo "robot". Para un público amplio, los capítulos dedicados a La Bestia, 666, Aleister Crowley, al misterio de Nosferatu o a varios mitos del cine, completan este riguroso intento de dignificar las "corrientes oscuras de la Historia".