La naturaleza del pensar, asumido como rasgo esencial de nuestra especie, atrajo siempre a los filósofos. Con resultados diferentes. Desde su racionalismo extremo Leibniz, por ejemplo, definió el pensar como "calcular". Desde su utopismo, Bloch prefirió entenderlo como un "soñar hacia delante" que tome pie en lo deseado y lo posible. Heidegger, consciente de que "hemos llegado demasiado tarde para los dioses y demasiado pronto para el Ser", no dudó en afirmar que "todavía no pensamos". Y no lo hacemos "porque lo que está por pensar le da la espalda al hombre". Condicionado, tal vez, por el poso de la herencia recibida, Cruz ha preferido centrarse en el pensar propio de los filósofos. Lo que le ha obligado a considerar los diversos modos de filosofar que coexisten en nuestro tiempo, su historia, y, en fin, sus visiones del oficio del pensamiento.

Es posible que la ambición de "dar a cada uno lo suyo" esté en la raíz del aparente eclecticismo de alguno de los desarrollos de esta obra brillante y competente. Pero nada de ello afecta a la intención última de la misma, que no es otra que la de animar(nos) a seguir reflexionando sobre cuanto hacemos y cuanto nos pasa. De acuerdo con lo proyectado, el lector interesado por los rasgos esenciales de nuestro tiempo recibe con esta obra una guía excelente para orientarse en él a través de los vericuetos más representativos del pensamiento contemporáneo. Filosófico, metacientífico, historiográfico, etc... Una guía comprometida con una concepción precisa de la filosofía como "una reflexión acerca de los fundamentos, los métodos y las perspectivas del saber teórico, del preteórico y de la práctica" a la que no deja de corresponder una determinada visión del pensar. Una visión a cuya luz pensar sería, en lo esencial, construir nexos del sentido. Esos a los que siempre hemos tendido llevados de nuestra necesidad de una cierta visión global de las cosas.