De la movilización a la Guerra Civil
Pamela Beth Radcliff
11 noviembre, 2004 01:00Celebración del 1º de mayo de 1936 en Gijón
Hay que fijarse, mejor que en el ambiguo título, en el menos brillante pero más ajustado subtítulo (Historia y política social de Gijón 1900-1937) para entender lo que la autora pretende realizar con esta obra: un pormenorizado análisis del conflictivo ambiente sociopolítico de una ciudad española como microcosmos que permita comprender mejor las causas de la contienda fratricida del 36.¿Por qué Gijón? Primero, por ser una ciudad que debido a su dinamismo económico -esta historia comienza con la repatriación de capitales antillanos tras el 98- puede considerarse bastante representativa de esos núcleos urbanos e industriales cuyas aspiraciones chocan con el statu quo o, si se prefiere, con el corsé impuesto por el régimen de la Restauración. Aquí, dice Radcliff, o en lugares como éste, empieza a cuestionarse en la teoría y la práctica -o sea, en el mitin y el motín- la "cultura política"impuesta por el canovismo.
En segundo lugar, Gijón presenta unos rasgos peculiares que hacen particularmente atractivo un estudio de estas características: bastión e isla anarcosindicalista en una de las regiones con más fuerte implantación socialista de toda España, contaba también con un brioso movimiento republicano que, en menos de una década, a comienzos de siglo, había pasado "de los márgenes al centro de la política local". De este modo, por decirlo en los parámetros que se emplean en el libro, se establece una doble confrontación, la "lucha hegemónica" entre la derecha conservadora y dichos grupos de oposición y, por otro lado, la rivalidad entre estos últimos para canalizar las movilizaciones de masas y convertirse en portavoces de las aspiraciones populares.
Siguiendo ese hilo puede hallarse la clave más reveladora de la obra, el fracaso cada vez más patente, según transcurrían los años, de las estrategias republicanas a escala municipal. La incapacidad o impotencia de estos sectores, debido a sus contradicciones internas y a otras circunstancias complejas, para extender una cultura del pacto y las transformaciones graduales, abría la puerta a una polarización trágica. Para Radcliff este fiasco republicano a pequeña escala condensa y ejemplifica el gran descalabro a nivel nacional de un proyecto moderado o reformista, y explica la deriva "inevitable" hacia la guerra civil.
Para llegar a esta conclusión -a veces con un cuestionable sesgo determinista y otras, con cierto esquematismo- la autora utiliza unas categorías discutibles, desde simplemente ingenuas ("sociabilidad segregada" para decir que ricos y pobres vivían en barrios distintos) hasta superfluas, como el gramsciano "espacio conquistado" para referirse al barrio obrero con "conciencia de clase". No falta tampoco una visión angelical de las fuerzas revolucionarias frente a las negras tintas de las "elites monárquico/clericales". El trabajo de la historiadora estadounidense, meritorio en cuanto al trabajo de campo propiamente dicho, gana bastante cuando se olvida de la teorización y se centra concisamente en las luchas políticas y económicas en el ámbito gijonés. O sea, cuando prescinde de ilustrarnos sobre la pugna por el "paradigma simbólico dominante" y nos cuenta la efervescencia de "una de las ciudades más turbulentas del país" con datos concretos. En esa aproximación a los "hombres y mujeres corrientes", en esa visión de la conflictiva España del primer tercio de siglo desde un rincón más o menos representativo, pero siempre "a nivel de calle", puede encontrarse lo más valioso de una obra que, pese a los reparos apuntados, se lee con interés.
Todos los partes
La editorial Belacqva acaba de editar Memoria de la guerra civil española, un volumen que recoge, con prólogo de César Vidal, todos los partes de guerra nacionales y republicanos, desde el inicial de Franco desde Marruecos y los primeros llamando a la calma y diciendo "aquí no pasa nada" del gobierno de la República hasta el último y mil veces repetido: "cautivo y desarmado el Ejército Rojo"... del 1 de abril. El último parte republicano es del 27 de marzo, y dice: "Sin noticias de interés". Ni una sola línea carece de él en este volumen de más de mil doscientas páginas que ha de ser herramienta fundamental para historiadores y también una apasionante y conmovedora lectura para cualquier aficionado a nuestra historia.