Image: La Europa de las lenguas

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Ensayo

La Europa de las lenguas

Miquel Siguan

14 abril, 2005 02:00

Miquel Siguan

Alianza. Madrid, 2005. 232 páginas, 15 euros

La semana pasada murió en accidente de tráfico uno de los jóvenes filólogos más prestigiosos de España, Juan Ramón Lodares, crítico habitual de El Cultural. Lamentando profundamente su ausencia, publicamos hoy la última reseña que nos había enviado.

Podría decirse de La Europa de las lenguas que es una especie de "work in progress" en la obra de Siguan. Editado por primera vez hace nueve años, el libro ha tenido a lo largo de este tiempo versiones en varios idiomas, en las que siempre se modifica algo respecto al original, y en esta segunda edición en español aparece remozado, con apuntes que se refieren a la actual situación lingöística de la UE y a su previsible futuro.

Es un libro que participa de una doble condición: por una parte es un informe sobre la situación sociolingöística europea; por otra, es un ensayo donde el autor desarrolla sus ideas en pro del mantenimiento de la diversidad lingöística en Europa. Esta combinación da un especial atractivo al libro.

No falta nada relevante en las consideraciones que Siguan hace sobre nuestra situación lingöística como europeos: se repasan aspectos históricos, demográficos, políticos y hay asimismo interesantes apuntes sobre el peso que en la suerte de los idiomas cobra la economía, la empresa o las comunicaciones. Siguan, sin embargo, subraya la importancia del factor cultural como eje rector de la convergencia europea, parafraseando en esto al mismísimo Jean Monet. La tesis central del libro podría resumirse, entiendo que simplificada, como sigue: reconocer y respetar nuestra diversidad nos ayudará a vivir mejor. Pero la obra de Siguan no apuesta por la diferenciación cultural en sí, al contrario, reconoce que "el respeto a las diferencias solo es posible desde un fundamento común compartido" (pág. 224).

Pero éste es el dilema de la Unión Europea: será difícil avanzar hacia la unificación política y económica, hacia la eliminación de fronteras geográficas y humanas, hacia la homologación de planes de estudios y hacia la libre circulación de ideas, personas o bienes... sin que en tal avance no haya determinadas lenguas que ganen un peso y representación que les dote de ventajas insuperables frente a otras. El autor no ignora esta paradoja, al contrario, de hecho apunta en su libro cómo hay países importantes dentro de la UE que han optado tácitamente por el monolingöismo y por no dar eco -o darle el mínimo posible- a su diversidad idiomática interna: Francia, Ale- mania, Portugal y Grecia son los casos más notables, pero Italia, Polonia y Gran Bretaña están en parecida situación. España apunta en sentido contrario: habrá que ver qué aceptación tienen sus tesis a largo plazo y cuáles son los resultados de su estrategia para la suerte de las lenguas de España en una UE en la que, según Siguan "no está claro que los europeos avancen en pro de la diversidad" (pág. 221). La Europa de las lenguas es, en fin, un libro que aúna información, reflexión y tesis sopesadas, razonables, sobre la circunstancia lingöística de Europa.