Image: La Rusia de Putin

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Ensayo

La Rusia de Putin

Anna Politkovskaya

14 abril, 2005 02:00

Anna Politkovskaya. Foto: Aleksander Zemlialichenko

Trad. Elvira de Juan. Debate. Madrid, 2005. 336 págs, 18’50 e.

Aunque sólo fuera verdad la mitad de la mitad de lo que Anna Politkovskaya cuenta en su último libro, la Rusia de Putin debería haber sido expulsada hace ya tiempo del G-8, del Consejo de Europa y de cualquier otro club de países medianamente civilizados. No ha sido así, seguramente, porque sería peor el remedio que la enfermedad.

Quienes hayan leído sus otros libros traducidos al castellano (La guerra sucia y La deshonra rusa) se sentirán en territorio conocido: un ejército "escasamente distinto de una cárcel" (capítulo 1), una nueva Edad Media en Chechenia (capítulo 2), unos niveles de corrupción "inimaginables bajo los comunistas o bajo Yeltsin" (capítulo 3), el crimen organizado decidiendo lo que pasa en Rusia (capítulo 4), héroes perdidos como el capitán de submarinos nucleares Dickiy que sobreviven en la miseria y en la frustración (capítulo 5), un Estado que trata igual o peor a las víctimas del terrorismo que a los terroristas (capítulo 6) y un presidente mediocre y vengativo, sosias del Akaki Akakievich de Gogol, que ha entregado todo el poder al antiguo KGB (capítulo 7 y último).

Para Politkovskaya, la valiente periodista del periódico "Novaya Gazeta" a punto de morir envenenada en septiembre del año pasado cuando fue llamada por los habitantes de Bieslan para hacer de mediadora, todos los problemas vienen de lejos, pero se han agravado y multiplicado "con el ascenso de Putin al trono del Kremlin, al son de los bombardeos de los inicios de la segunda guerra de Chechenia" (página 240).

El resultado del viaje es que los rusos han vuelto a vivir en la Unión Soviética y que sus opiniones no cuentan para nada, pero la responsabilidad no es sólo del presidente. Putin, según la autora, jamás habría podido llegar tan lejos de no haber contado con la negligencia, la apatía y la debilidad de la ciudadanía rusa, y con el coro de apoyos en Occidente, entre los que sobresalen Silvio Berlusconi, Tony Blair, Gerhard Schroeder, George Bush, Jacques Chirac y José María Aznar, y a los que se ha unido en una reciente cumbre en París José Luis Rodríguez Zapatero.

Discípula de Vlad Listsyev, la estrella de la televisión rusa asesinada por sus críticas de este monstruo, Politkoskaya baja varios metros más al infierno que ya nos había mostrado en sus libros anteriores. Desde el coronel violador Budanov hasta la jueza Gorbachova, todos sus personajes parecen sacados de las novelas más trágicas del siglo XIX. Muchos párrafos de la Russie en 1839 del Marqués de Custine (publicado en francés en 1843 y en español por Destino en 1953 con el título Rusia ayer como hoy) se pueden intercambiar por párrafos de este libro y no nos daríamos cuenta. Debe haber otra Rusia. Así nos lo cuentan autores como Lilia Shevtsova, que acaba de publicar en los Estados Unidos un libro titulado en inglés exactamente igual que el de Anna Politkovskaya, Putin’s Russia. Es imposible saber con absoluta certeza si todo lo que Politkovskaya cuenta es verdad, pues no da referencias, pero suena creíble.