Image: La incertidumbre democrática

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Ensayo

La incertidumbre democrática

Claude Lefort

9 junio, 2005 02:00

Claude Lefort

Ed. de Esteban Molina. Anthropos. Barcelona, 2005. 281 páginas

No ha sido justa la suerte editorial de Lefort en nuestro idioma. No se ha reconocido como merece la tensión intelectual de una obra dedicada, desde hace más de 40 años a la exploración de los problemas políticos más acuciantes de nuestro tiempo. Y no sólo del nuestro.

La incertidumbre democrática remedia, pero no colma, ese vacío de recepción de uno de los filósofos políticos más estimulantes de nuestro presente. Se trata de una selección de ensayos, bien elegidos y articulados, muestra selecta de un trabajo incesante que tiene en la democracia, el totalitarismo y los derechos humanos, sus puntos fundamentales. Claude Lefort, discípulo de Merleau-Ponty, se interesó muy pronto por la política. Las páginas de revistas como Socialismo o barbarie y Libre acogieron sus primeros ensayos. Junto a teóricos de la talla de Castoriadis o Lyotard, y, más tarde, separado de ellos, inició una reflexión del y desde el marxismo que le llevaría a a defender una noción radical de democracia que no pacta con sueños narcóticos de homogeneidad o pesadillas de uniformidad. Para Lefort la democracia es la novedad radical e irrenunciable de la modernidad política. Y la democracia es la fractura de la unidad social y política, del continuum corporativo, y metafóricamente corporal, que había caracterizado al Antiguo Régimen. No es extraño que los ensayos de Lefort invoquen a Michelet; no es extraño que comiencen con Toqueville, que percibió tempranamente el irresistible avance de la democracia. También sus peligros.

El más importante de esos peligros es el totalitarismo. Buena parte de la reflexión de Lefort se ha dedicado a la exploración del fenómeno totalitario. De un fenómeno que tiene en la democracia su condición. Coincidente en muchos aspectos con la perspectiva de Hannah Arendt, el filósofo francés rastrea lo específico del totalitarismo: aquello que lo distingue de la dictadura, de la tiranía o del despotismo. Y encuentra el rasgo específico en la vinculación del totalitarismo con la modernidad y la democracia. El tota- litarismo es el terror a la incertidumbre, el rechazo de la fragmentación social que la democracia impone y de la que se nutre. Vano sería pensar que el totalitarismo es un residuo del pasado, definitivamente trascendido. "¿No sería posible -pregunta Lefort- concebir el totalitarismo como una respuesta a los interrogantes planteados por la democracia, como la tentativa de resolver sus paradojas?". La pregunta es crucial. Aunque sólo sea porque la democracia sigue planteando interrogantes, sigue expresando paradojas. Los Derechos Humanos, vinculados también al alba de la modernidad, a la inauguración de la democracia como idea y como exigencia, son, a juicio de Lefort, la política adecuada para un presente que ha de protegerse de todas las formas de totalitarismo. Y también de las instrucciones insidiosas del consenso neoliberal. Podrán discutirse tanto los análisis como las propuestas de Lefort. Lo que no se puede hacer es ignorarlos. Ahí radica la importancia de este excelente libro.