Image: Europa versus USA

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Ensayo

Europa versus USA

Mercedes Odina

23 junio, 2005 02:00

Chirac y Bush. Foto: Archivo

Espasa. Madrid, 2004. 221 páginas, 18 euros

Existen hoy dos grandes tendencias intelectuales y políticas, la de quienes piensan que Europa debe construirse en contraposición a América y la de quienes consideran que la integración europea y el mantenimiento de los vínculos transatlánticos son empresas complementarias.

En su libro Mercedes Odina defiende apasionadamente la primera. Su tesis es que entre europeos y americanos se ha abierto una profunda divergencia de valores y que Europa debe defenderse de la penetración del pensamiento neoconservador americano. Aunque evita siempre caer en un antiamericanismo primario, Odina no parece estar lejos de quienes ven a la sociedad americana dominada por patologías como el entusiasmo por las armas, la obsesión por el rendimiento económico, la religiosidad trasnochada, la comida basura y la corrección política en el lenguaje, que no en la realidad.

El libro se inicia con un capítulo entre nostálgico e irónico, en el que la autora evoca sus años de estudiante en una facultad española durante los primeros años de la transición, cuando los intelectuales de prestigio eran en su casi totalidad europeos y en su mayoría franceses, como Althusser y Foucault. No siempre resultaban fáciles de leer y llegó un momento en que empezaron a aparecer noticias extrañas: Poulantzas se suicidaba, Althusser asesinaba a su mujer. Los ídolos parecían tener los pies de barro y pronto llegó la nueva moda del pensamiento postmoderno, que para quienes se habían formado en la lectura de los áridos textos marxistas y estructuralistas representó al mismo tiempo una liberación y una coartada para el cinismo. No fue aquella, reconoce Mercedes Odina, la mejor formación intelectual posible, pero desde su perspectiva lo peor estaba por llegar.

Lo peor sería la invasión de los intelectuales conservadores americanos, los Fukuyama, Huntington y Kagan, cuyos best sellers hábilmente lanzados han tenido un gran eco en Europa. Esto es lo que indigna a la autora. No entiende que los europeos hayamos prestado tanta atención a la tesis de Kagan, quien nos considera incapaces de dotarnos de instrumentos eficaces de defensa. Le extraña que, en cambio, ni siquiera se hayan traducido los libros de Charles Kupchan, un intelectual estadounidense que reprocha a sus compatriotas su ceguera ante el ascenso de una Europa capaz de convertirse en el verdadero rival de América La habilidad de los medios conservadores de los Estados Unidos para promocionar en todo el mundo la obra de sus intelectuales más mediáticos es indudable, pero quizá Odina tienda a dar una interpretación excesivamente conspirativa del fenómeno, que supone orquestado desde la cúpula del poder en Washington. El éxito de autores como Kagan se debe también a que, independientemente de lo acertado de sus tesis, afrontan problemas reales y de gran relevancia. La diferente actitud de Europa y Estados Unidos ante los problemas de seguridad en el mundo actual es un hecho real y a veces los europeos pecamos de excesiva complacencia al respecto.

Aunque, si se me permite terminar con una nota bastante cínica, quizá sea después de todo cierto que los europeos vivimos en el mejor de los mundos posibles. Los americanos realizan un gasto colosal en defensa, se manchan las manos de sangre y mantienen un cierto orden en el mundo. Los europeos podemos dedicar a nuestro bienestar lo que no gastamos en defensa, podemos complacernos de nuestra superioridad moral porque no necesitamos recurrir a la fuerza y en el fondo confiamos en que, si hay algún problema grave, ya lo resolverán esos agresivos americanos, con o sin nuestra cooperación. En todo caso, el debate que plantea Mercedes Odina es tan fascinante como inquietante.


La misma tesis de Mercedes Odina sostiene el británico Mark Leonard en Por qué Europa liderará el siglo XXI (Taurus). A su juicio, los últimos años el imperio norteamericano ha demostrado los límites de su poder económico, político y militar frente a una Europa menos débil de lo que parece. Leonard analiza los errores de la política europea al tiempo que subraya las numerosas razones para el optimismo sobre el futuro europeo.