Image: Los barcos del exilio

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Ensayo

Los barcos del exilio

Emilio Calle y Ada Simón

14 julio, 2005 02:00

El Stanbrook, último barco de exiliados que salió de Alicante al finalizar la guerra civil

Oberón. Madrid, 2004. 262 páginas, 18 euros

Cuando las ondas de la radio difundieron en España el sábado 1 de abril de 1939 la frase "En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado", una historia de vencidos y vencedores comenzaba.

Para unos se abría un futuro de posibilidades y para otros se iniciaba una historia de rechazos, persecuciones, huidas, silencios. Los primeros se quedaron en sus pueblos, reconstruyeron sus casas y lloraron a sus muertos. Muchos de los segundos se vieron forzados a tener que optar por convertirse en exiliados, refugiados. El libro cuenta magistralmente qué ocurrió durante las travesías marítimas de los exiliados al finalizar la Guerra Civil, qué alianzas se rompieron entre ellos y cuáles se crearon en alta mar, qué pudieron llevarse consigo, de qué se vieron obligados a desprenderse y cómo lograron embarcarse hacia el olvido. Comidas, canciones, bailes, diarios, penurias y mareos discurren por las páginas. Se explica cómo los barcos del exilio llegaron a destinos distintos de los programados, lucharon contra tormentas y se enfrentaron a buro- cracias interminables. El lector comprende el drama que debió de suponer que muchas familias viajaran separadas esperando encontrarse en un mismo destino que a veces nunca llegó; que el arribo a buen puerto representaba el comienzo de una nueva vida en un mundo desconocido; que los embarcados eran muy diferentes (niños, adolescentes, mujeres, ancianos, del norte, del sur); que cada viajero había tenido motivos distintos para salir; y que a todos les unía el dolor de tener que dejar su tierra. Los barcos se convirtieron en vientres alumbradores de nuevas vidas. Los días de la travesía fueron testigos de cómo los pasajeros fueron renunciando a su pasado y construyendo nuevos sueños. Las páginas del libro rezuman nostalgia, pero también alegría. Se narra cómo se comenzó a construir una tercera España que ni fue de vencidos, ni de vencedores, sino de exiliados. Una España que quedó congelada, como una foto fija en los recuerdos de 1939.

El volumen está divido en 27 capítulos. Cada uno cuenta la historia de un barco con la información del Archivo General de la Guerra Civil (Salamanca), de la Fundación Pablo Iglesias (Alcalá), la Fundación Universitaria Española (Madrid), la Hemeroteca Nacional (Madrid) y del Archivo General de la Nación (Buenos Aires). El libro, excelentemente escrito y editado con profusión de fotos, es un tributo a una historia que sólo conocíamos a retazos. El lector tiene la sensación de vértigo de viajar al pasado y la emoción de recuperar el recuerdo de esa tercera España que había quedado guardada inmóvil, estática, desconocida, en las bodegas de los barcos. Un libro excelentemente elaborado por dos profesionales de la Historia y de la escritura, de obligada lectura para poder unir otra pieza al complicado rompecabezas que es España.