Image: La Casa Rothschild en España

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Ensayo

La Casa Rothschild en España

Miguel Ángel López Morell

14 julio, 2005 02:00

Betty de Rothschild, retratada en 1848 por Ingres

Marcial Pons. Madrid, 2005. 565 páginas, 35 euros

Este libro de López Morell, fruto de una larga investigación en diferentes archivos españoles y extranjeros, aborda uno de los capítulos más interesantes de la historia española del siglo XIX y la primera mitad del XX, la contribución internacional a la modernización de la economía y las instituciones financieras españolas privadas y públicas.

La presencia de los Rothschild en España ha sido anteriormente objeto de varios libros, entre los que destacan los de Gabriel Tortella sobre el nacimiento del moderno capitalismo bancario y las construcción del ferrocarril a mediados del siglo XIX, de Joseph Fontana sobre la Hacienda y la revolución liberal, de Victoriano Martín sobre los Rothschild y las minas de Almadén, y de Alfonso Otazu sobre las relaciones de los Rothschild con los gobiernos y el círculo madrileño de negocios en la etapa 1830-1850. Por otra parte, los Rothschild -como casa de banca y grupo financiero internacional- han sido objeto de diversas monografías, como las de Corti (1928), Gille (1965) y la reciente y difundida de Ferguson (1998). No es de extrañar la multiplicación de estudios y de publicaciones sobre dichos banqueros. La importancia de los Rothschild en la Europa del siglo XIX, desde el punto de vista financiero, fue extraordinaria. En Francia alcanzaron el máximo nivel de relevancia en dicho campo -la haute banque- y se convirtieron en los principales suministradores de oro del Banco de Francia y de otros bancos emisores de Europa a mediados del siglo XIX. Al mismo tiempo, emprendieron la construcción y explotación de algunos de los ferrocarriles estratégicos del vecino país. La competencia que otros financieros plantearon a los Rothschild en ambos sectores no hizo sino revestir su historia de tintes épicos, especialmente cuando traspasaron su rivalidad más allá de las fronteras francesas, como fue el caso de España.

El carácter de empresa continental que tenían los negocios de Rothschild -procedentes de Francfort, pero con ramificaciones familiares en Inglaterra, Francia, Nápoles y el Imperio austrohúngaro-, su reconocida asepsia política, y su pertenencia a la comunidad hebrea, contribuyeron a nutrir el mito del judaísmo financiero internacional, profusamente utilizado por la propaganda nazi. Por otra parte, el hecho de que una parte sustancial de los beneficios de Rothschild (y también de sus contratiempos) procedieran de préstamos a gobiernos con dificultades financieras de países semiindustrializados -entre otros, de España- ayudó a diseñar la imagen popular del capitalismo opulento y rapaz, que todavía disfruta de amplia aceptación.

El libro de López Morell representa, por un lado, el primer intento de escribir la historia completa de los Rothschild en España, desde su intervención en negocios de aprovisionamiento durante la guerra de Independencia, hasta el final de los negocios de la casa en nuestro país, a raíz de la guerra civil de 1936. El segundo gran reto de López Morell consiste en explicar la evolución de estos negocios, de una manera clara y objetiva, basándose en información contrastada y deshaciendo frecuentes tópicos sobre esta materia.

Los fundamentos de la actividad de Rothschild en España, además del ferrocarril, fueron los préstamos al Gobierno y el control de diversos sectores mineros. La caída de los precios internacionales de las materias primas y la depresión internacional posterior a 1929 agotaron esta segunda vía. El éxito de las reformas financieras llevadas a cabo por los gobiernos de la Restauración-un logro quizá no tenido en cuenta por muchos historiadores políticos que sólo contemplan las cuestiones constitucionales o electorales de aquel sistema- permitió, a partir de 1880, prescindir, en buena parte, de los empréstitos internacionales, como los facilitados por Rothschild, sin los cuales no hubiera subsistido el Estado liberal en la España del siglo XIX.

López Morell explica muy bien estos hechos, desde sus comienzos hasta su declive final. La intervención de Rothschild en la minería del plomo y del cobre era un capítulo muy poco conocido de nuestra historia económica. El juicio que merece a autor es positivo, tanto en términos de aportación de capital como de modernización tecnológica y creación de empleo. También son muy destacables los capítulos en que López Morell realiza un meritorio esfuerzo por reconstruir el arduo mundo de las finanzas del Estado, en el siglo XIX, y su continuado recurso a los banqueros españoles e internacionales. Dichos capítulos constituyen una aportación apasionante, y muy bien escrita por este joven investigador andaluz, a la historia financiera de España, consiguiendo hacer de estas cuestiones un relato atrayente y ameno.