Image: Un poco de ciencia para todo el mundo

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Ensayo

Un poco de ciencia para todo el mundo

Claude Allègre

14 julio, 2005 02:00

Claude Allègre. Foto: François Mori

Trad. Godofredo González. Paidós. Barcelona, 2005. 268 páginas, 25 euros

Ignoro los resultados de la gestión de Claude Allègre como ministro francés de Educación pero si en ella puso la claridad, la agudeza y el poder de comunicación que derrocha en este libro, tendría que haber sido brillantísima. Bien es verdad que los clásicos distinguen entre la ciencia, que pertenece al entendimiento, y el gobierno de la república, que depende de la "imaginativa".

Pero lo nuestro es este libro, y ya de entrada hemos de destacar la sencillez y amenidad con que consigue enseñar "a todos" las teorías, tan poco intuitivas a veces y siempre difíciles, de una ciencia que intenta explicar el mundo, hacer predicciones e inventar para ello instrumentos y técnicas. él es físico y a la física dedica gran parte de su exposición, porque fue además la principal protagonista del desarrollo científico del último siglo. Su final, como también el del libro, viene a ocuparlo el que hoy sigue siendo el mayor misterio de la ciencia: la vida. Es verdad que poco a poco se nos van ofreciendo las claves para comprender sus mecanismos: haber salido todos de un mismo modelo básico, el adn, creado una sola vez, en un solo lugar y en un momento determinado, hace ya mucho tiempo; pero le queda todavía por entregar su secreto, el que ha permitido pasar de la materia a la vida, de lo inorgánico a lo orgánico, del mineral al ser vivo.

La gran mayoría de los capítulos, hasta llegar a estos últimos, están dedicados a los procesos físicos: el átomo, gravitación, luz, astronomía, energía, electricidad y magnetismo, indeterminación y químida estadística y, por fin, la relatividad. La relatividad restringida, en realidad, con unas nociones que el sentido común se negaría a aceptar pero que sin embargo "se pueden demostrar no mediante sabios malabarismos matemáticos sino mediante razonamientos debidos a observaciones precisas y que la experiencia ratifica". Y pocas veces se podrán encontrar explicaciones tan luminosas como las del autor. Lástima que deje para otro libro la exposición divulgativa de la relatividad general. Por lo demás, no se puede resumir aquí el contenido de estas lecciones pero sí entresacar alguna idea que les sirve de guía. Se pone repetidamente el acento en la postura, que inicia Galileo, de no separar en la ciencia el experimento de la teoría: el experimento tiene siempre razón pero debe ir indisolublemente unido a la teoría. Es el ejemplo de Hertz, que demostró que las ondas se transmiten por el aire e incluso en el vacío pero ya Maxwell lo había sacado de sus ecuaciones y previsto así antes de que se descubrieran. En aquella gloriosa secuencia, Oersted, Ampère, Faraday, Maxwell y Hertz, "cada protagonista desempeñó su papel en el lugar correspondiente". Gusta de establecer esas cadenas, como cuando recuerda que la bondad de los experimentos depende de los medios de observación. Y así, en astronomía, Tycho Brahe trabajaba a ojo; Galileo inventó el anteojo; Newton, el telescopio de espejo, y Bunsen y Kirchhoff descubrieron los secretos de la espectroscopía óptica. Hay una actitud unificadora puesto que los físicos creen en la coherencia del mundo que, bajo la complejidad, oculta un determinismo más sencillo.

He aquí, pues, el programa para el siglo XXI: tras el periodo de la física fundamental siguió el desa-rrollo de las ciencias de la Naturaleza y, hoy, se tratará de penetrar en los secretos de la vida, de la Tierra y del Universo. Biología, ecología, geociencias, astronomía, serán previsiblemente las ciencias de nuestro siglo. "Aún estamos lejos de comprenderlo todo y la aventura de la ciencia continúa".

Quiero señalar la pulcra traducción, salvo algún pequeño desliz. Sí me ha llamado la atención, por ejemplo, que a Daniel Bernouilli se le considere genovés. Los Bernoulli eran suizos: ¿no se habrá traducido así la palabra "génevois"? Aunque tampoco eran de Ginebra, si no me estoy equivocando. Pero nada de esto empaña el gusto de sumergirse en la lectura de este libro.