Porque Cuba eres tú
Ramón Chao
28 julio, 2005 02:00Ramón Chao. Foto: Alberto Cuellar
A pesar de una larga trayectoria de periodista y escritor polifacético, nada conocía hasta ahora de Ramón Chao (1935). Con retraso, pues, descubro a este veterano narrador gracias a una novela bien meritoria, Porque Cuba eres tú, lo que hace más censurable esa ignorancia, y alerta de la existencia de dos Españas literarias; hay una de renombre mediático y otra postergada, sin relación directa entre el estatus y el valor de los autores.Porque Cuba eres tú es un relato histórico centrado en las relaciones entre Galicia y la isla caribeña durante un largo trecho que abarca desde antes de la independencia cubana y hasta después de nuestra guerra civil. Al parecer, el libro acoge ecos de la familia gallega del autor y ello explicaría dos factores esenciales. Por un lado, el punto de vista, basado en un narrador en primera persona. Este narrador, nieto de la emigrante Dolores, actúa como un memorialista que acoge las confidencias de su abuela y aprovecha unos escritos documentales; este soporte vivencial lo enlaza con la línea externa de ese periodo histórico tanto en los principales episodios isleños (el 98, sus vísperas y la convulsa situación posterior) como españoles (la conflictividad social, la dictadura primorriverista, la República y las atrocidades de la guerra). El viaje de ida y vuelta de Dolores, a impulsos de la necesidad y el amor, sirve para tejer con distintos hilos de la realidad un tapiz de época variado donde constan circunstancias materiales, paisaje vivenciado, creencias religiosas, espiritualidad mágica, datos costumbristas y algún rasgo expresionista. En suma, realidad, incluso cruda en su vertiente de testimonio socio-económico muy crítico, e invención jugosa de muchas peripecias encarnadas por un buen puñado de personajes. El segundo factor básico radica en el tono un poco elegíaco y sentimental de la emotiva historia referida. El narrador acoge la suma de confidencias con una eficaz postura que comparte, por un lado, la admiración por un mundo exótico, y, por otro, la postura del discípulo encariñado que toma las noticias como lecciones para su proceso de aprendizaje y maduración.
Chao busca darle dimensión imaginativa a una historia corriente de la emigración. Atina a hacerlo con una mezcla de crónica y leyenda, y proporcionando al vivir común un aura de aventura. Una prosa exigente, incluso de una elaboración culta antinaturalista de buen efecto, y sólo coloreada con algunos localismos gallegos o cubanos, arrastra en su melodioso decir. Bien escrita y repleta de anécdotas amenas, sentimental y reflexiva, proporciona un alcance colectivo y un valor simbólico a una peripecia humana concreta.