Ensayo

Maruja Mallo

José Luis Ferris

8 septiembre, 2005 02:00

Temas de Hoy. 381 páginas, 22 euros

Hay más de un pasaje de este libro en el que, casi a regañadientes, su autor se ve forzado a reconocer que Maruja Mallo (1902-1995) fue un producto de su época, de los años en que inició su brillante carrera artística, coincidentes con los de la eclosión de las vanguardias y del 27.

Son estas pinceladas sueltas las que nos hacen imaginar a la pintora gallega como una especie de Clara Bow hispánica, desinhibida y moderna, audaz y cosmopolita. Los cuadros de su primera época, la de las "verbenas", encajan a la perfección en esta imagen. Por esos años era la amante y musa de Alberti, y parece indudable la relación que existe entre su pintura y el mundo que preconizaban los poemas de, por ejemplo, Cal y canto. Mantuvo luego una relación similar con un deslumbrado Miguel Hernández, en quien inspiró buena parte de El rayo que no cesa. Y son las páginas que describen estos entrecruzamientos y confluencias las que más contribuyen a asociar la obra de Mallo con una coyuntura estética y una encrucijada histórica, y, por tanto, las que se leen con más interés.

Luego, la figura se difumina, y de poco sirven los esfuerzos del biógrafo por rastrear su pista a lo largo de la descolorida sucesión de reseñas de exposiciones, noticias de prensa y "ecos de sociedad" que dan cuenta de su exilio argentino y de los años de oscuridad que siguieron a su vuelta a España. Sobre esos años de oscuridad se imponen esos otros en que la pintora entró en bicicleta en una iglesia o escandalizaba a los madrileños paseando sin sombrero por la calle. Cuando pintaba cuadros que transmitían esa misma falta de prejuicios y esa alegría de vivir.