Ensayo

La presencia del pasado

Enrique Krauze

15 diciembre, 2005 01:00

Enrique Krauze. Foto: Julián Jaén

Tusquets. Barcelona, 2005. 385 páginas, 20 euros

La discusión de qué es México y qué lo conforma ha obsesionado a los escritores mexicanos durante siglos. El nuevo libro de Enrique Krauze presenta las discusiones que se dieron durante el XIX sobre cómo integrar las culturas del pasado indígena con el mundo colonial a fin de crear una sociedad nueva. Organizado en cinco grandes capítulos, realiza una biografía, bien trabada y excelentemente escrita, de los historiadores y pensadores mexicanos de dicha época.

El enfoque del libro y la selección de los autores de una época no son casuales. Durante la época colonial, connotados miembros del clero regular (padres de la antropología) y eruditos seglares se dedicaron a estudiar las culturas que existían en el continente americano antes del encuentro con Occidente. Unos querían conocer el Nuevo Mundo impulsados por una verdadera curiosidad renacentista; otros estaban interesados en facilitar la labor evangelizadora y aculturizadora. Había que construir la República de Indios en el entramado de una sociedad estamental y colonial de Antiguo Régimen.

A lo largo del siglo XVIII esta curiosidad por el análisis del pasado se acrecentó empujada por la llegada de los vientos renovadores de la ilustración. En el siglo XX, el concepto del "mestizo" obsesionó a la mayoría de los pensadores. José de Vasconcelos habló de la "raza cósmica" como crisol de todas las culturas y como instrumento capaz de potenciar la unidad de la mexicanidad. Había que construir una sociedad integrada y demostrar que la revolución de 1910 no se había hecho sólo para liberar a los desposeídos, los obreros, los campesinos y las clases medias del yugo de la opresión, sino también para integrar a los "indios".

A finales del siglo XX, concretamente a partir del primero de enero de 1994, la idea del mestizo como esencia de la mexicanidad se topó con el problema de que algunas de las etnias originarias reclamaron el derecho a ser diferentes sin tener por ello que renunciar a ser mexicanos. A partir de entones, se reabrió el debate sobre la esencia de México. No por casualidad, desde la academia se volvió una vez más la mirada al siglo XIX para ver cómo se había encarado el problema de la creación de la Nación en el momento de la construcción de un Estado independiente.

El libro de Enrique Krauze demuestra claramente que los pensadores mexicanos del siglo XIX, partiendo de la idea liberal de progreso, coincidieron en subrayar que el mestizaje representaba el mecanismo más adecuado para impulsar la integración social. Había que educar, salvar, y proteger a los indios a fin de construir un México potente capaz de construir un futuro promisorio. El mestizo permitía mirar el mundo precolonial, colonial y occidental sin complejos. Pasado, presente y futuro quedaban unidos, conformando un conjunto armónico vivificador del proyecto de construcción del México moderno liberal. El mestizo era heredero de todas las culturas, pero no pertenecía por entero a ninguna de ellas. Tenía la ventaja de hablar con voz propia utilizando cualquiera de las lenguas de sus mayores. El autor repasa -entre otros- los argumentos del historiador Manuel Orozco y Berra, del sabio Joaquín García Icazbalzeta, del jurista José Fernando Ramírez, del conservador Lucas Alamán, del radical Ignacio Ramírez, del polígrafo Ignacio Altamirano, del indigenista Carlos María Bustamante, del liberal José María Luís Mora y del historiador Justo Sierra, analizando en profundidad cómo estudiaron el pasado para poder construir un nuevo México.

Enrique Krauze deja claro, por tanto, que la idea del mestizaje no fue inventada ex nihilo por el nacionalismo revolucionario del siglo XX. Sin duda, el presente libro acierta en reabrir el pensamiento del siglo XIX para poder discutir con más libertad los retos que presenta la sociedad del México del XXI.